jueves, 10 de marzo de 2011

El Pacto de Gracia

La Fuente de la Salvación: El Pacto Divino.

(II Confesión de Londres 1689 Cap 7)

En el Antiguo Testamento, la palabra usada para "hacer" un pacto es "cortar". Un pacto es un acuerdo entre dos o más personas que son generalmente iguales. Pero un pacto puede ser impuesto por un superior.

Dios exige sus demandas y hace sus promesas y el hombre toma los deberes impuestos y hereda las bendiciones. En el pacto de obras el hombre podía alcanzar los requisitos. Podía, como Dios le creó, hacerlo.

En el pacto de gracia es dado poder hacerlas solamente por la influencia regeneradora y santificadora del Espíritu Santo.

1. El pacto de Redención: El hombre por su caída, no puede alcanzar las demandas de Dios, pero Dios por Su gracia lo salva (Confesión 1689).

Dios y Su pueblo son las partes en el pacto. Debemos distinguir entre el pacto de redención entre el Padre y el Hijo (que es eterno) y el pacto de gracia entre Dios y Su pueblo (que funciona en tiempo e historia).

A. ¿Que es el Pacto de Redención?

Es el pacto eterno entre el Padre y el Hijo respecto a la iglesia (Sal 2; Jn 17).En la Trinidad (comunión entre la deidad) El Padre y el Hijo pueden ser los objetos de la acción de cada uno al otro. La Trinidad es un misterio enseñado claramente en las escrituras y es esencial al evangelio.

El pacto de redención es el plan eterno de Dios para redimir y unir en un solo cuerpo a todos los objetos de Su gracia. El Padre representa a la Trinidad. El Hijo representa a Su pueblo.

B. El Lugar de Cristo en el Pacto de Redención.

1. El es la garantía - la palabra se usa en Heb 7:22. Se hace responsable por las obligaciones legales de otros. Cristo cumplió plenamente con las demandas justas de Dios. Emprendió la expiación de los pecados de Su pueblo (Isa 53).

2. El es Representante o Cabeza. Como el Postrer Adán (I Cor 15:45) representa a todos los que el Padre le ha dado (Jn 6:37).

Esta obra dada al Redentor incluyó el tomar nuestra naturaleza, humillarse a nacer de una mujer y estar en la condición de hombre. Llegaría a ser carne, hecho en todas cosas como Sus hermanos pero sin pecado (Heb 2:17). Nacería bajo la ley (Gal 4:4). Consintiendo voluntariamente a cumplir toda justicia por guardar la ley de Dios perfectamente como se aplica al hombre. Cargaría nuestros pecados y la maldición que el pecado impone. Sufriría la ira de Dios contra el pecado y por el sacrificio de sí mismo haría propiciación por nuestros pecados. Esta obra incluye toda Su vida terrenal, Su humillación, tristeza y sufrimiento y Su muerte en la cruz cuando Dios le abandonó.

A Cristo le fue prometido del Padre:

I. Un cuerpo apto y preparado como Su tabernáculo terrenal; no contaminado por el pecado y así sin mancha (Heb 10:5).

II. El Espíritu de Dios sin medida (Jn 3:34) para llenarle Su naturaleza humana con gracia y fuerza para Su misión.

III. La presencia del Padre para apoyarle y consolarle y la seguridad de que finalmente heriría a Satanás bajo Sus pies (Gén 3:15).

IV. Liberación del poder de la muerte (Sal 16; Hech 2:23-31) y exaltación a la diestra de Dios en los cielos (Fil 2:9- 11);toda autoridad en el cielo y en la tierra (Mt 28:18) puesta en Sus manos para unir y redimir finalmente a Su iglesia (Col 1:18; Efes 1:20-23).

V. La seguridad de que El como Cabeza de la iglesia mandaría al Espíritu Santo a quienes quiere para renovar sus corazones a consolar y sostenerles y a calificarles para Su servicio y reino (Hech 2:33).

VI. La garantía de que todo lo que el Padre le había dado vendría a El y serían guardados por El para que nadie perezca (Jn 6:37-39).

VII. La promesa que una multitud que nadie puede contar llegaría a participar de Su redención y finalmente que el reino Mesiánico abrazaría todas las naciones de la tierra (Apoc 7).

VIII. En todo esto Cristo vería el fruto de la aplicación de Su obra y quedaría satisfecho (Isa 53:11) y entonces Dios sería todo en todos y Cristo entregaría el reino a Su Padre, siendo cumplido el pacto de redención (I Cor 15:25-28).

C. Pruebas Bíblicas para el Pacto de Redención.

En Zac 6:13 se halla el nombre "Consejo de Paz" que tiene un sentido mesiánico refiriéndose a la unión de los oficios de rey y sacerdote de Cristo. Mientras no se puede usar este pasaje para probar que el Consejo de Paz es un Consejo eterno sin embargo, esta doctrina se puede establecer de otras partes.

I. Las escrituras muestran que el plan de redención era parte del decreto divino (Efes 1:4,5; 3:11; II Tes 2:13; II Tim 1:9). Las escrituras revelan un diseño definido en la economía de la redención. El Padre la origina, el Hijo la ejecuta y el Espíritu es el que aplica la salvación. Esto indica un propósito y acuerdo dentro de la deidad: un pacto de redención.

II. Ciertos pasajes de las escrituras muestran que el plan de salvación de Dios era un pacto. Cristo se refiere a promesas hechas a El desde la eternidad y a una comisión recibida de Su Padre (Jn 5:30; 6:38-40; 17:4-12). Pablo en Rom 5:12-21 y I Cor 15:22 presenta a Cristo como Cabeza de un pacto.

III. Cuando las escrituras indican los elementos esenciales de un pacto: partes contratando, promesas y condiciones entonces debemos reconocer la existencia de un pacto.

Sal 2:7-12 Personas nombradas y promesas dadas. El Nuevo Testamento endosa el carácter mesiánico de este pasaje (Hech 13:33; Heb 1:5; 5:5).

Sal 40 nos muestra al Mesías gozar en hacer la voluntad de Dios (Heb 10:5-7). También reclama un galardón (Jn 17:5) y se refiere a Su pueblo y Su futura gloria como un galardón dado a El por el Padre (Jn 17:6; Fil 2:9-11).

IV. La idea de un pacto de redención tiene que ver con el Mesías en ciertos pasajes del Antiguo Testamento (Sal 89:3 basado sobre II Sam 7:12-14 se muestra mesiánico en Heb 1:5).

Isa 42:6 habla del Mesías. Jehová dice "te pondré por pacto al pueblo". Cuando en Sal 22:1,2 y Sal 40:8 el Mesías habla de "Su Dios" está usando el lenguaje del pacto.

D La Relación de Este Pacto con el Pacto de Gracia.

I. L. Berkhof dice,"El consejo de redención es el prototipo eterno del pacto de gracia histórico". El pacto de gracia tiene al Dios eterno y al pecador, elegido en Cristo como su Garantía, como las partes. El pacto de redención tiene al Padre y al Hijo como Cabeza de los elegidos, como las partes.

II. El consejo de redención es el cimiento eterno sobre el cual reposa el pacto de gracia. Si no hubiera un consejo de paz entre el Padre y el Hijo no habría ningún pacto entre el pecador y el Dios eterno.

III. El consejo de redención hace efectivo el pacto de gracia porque provee los medios y el motivo por establecer y ejecutar al último. Solamente por fe obtiene el pecador las bendiciones del pacto. En el consejo de redención el camino de fe es abierto y decretado. El Espíritu Santo, quien despierta al pecador y le concede el arrepentimiento, fue prometido a Cristo por el Padre y el aceptar la vida por fe fue concedido por Cristo (Hech 5:31). Ambos son dos lados, un eterno, el otro histórico, del mismo pacto de misericordia.

2 El Pacto de Gracia (II Con Baut 1689 cap 7; CB 17; CD II R II; CM p 12,20)

Como el anterior, este tiene a Dios como su Autor. En ambos la promesa es la de vida eterna y el propósito fundamental es la gloria de Dios. Vemos la inmutabilidad del acercamiento de gracia, de Dios al hombre en términos del pacto. Aunque los detalles y términos son diferentes en diferentes situaciones, es una equivocación tratar los pactos como aislados ignorando la naturaleza esencial de las relaciones de Dios con el hombre y la totalidad de la experiencia humana. Pero hay puntos de distinción (vea el pacto de obras y el pacto de gracia).

En el primero Dios aparece como Creador y Señor.

En el último Dios aparece como Redentor y Padre.

En el primero el hombre aparece como criatura de Dios en una relación correcta con Dios.

En el último el hombre aparece como pecador y solamente puede aparecer como representado en Cristo.

No hay mediador en el pacto de obras.

Hay mediador en el pacto de gracia.

El anterior era contingente en la obediencia total del hombre.

El último descansa sobre la obediencia segura de Cristo.

En el anterior el camino hacia la vida dependía de guardar la ley.

En el último el camino hacia la vida es por fe en Cristo la única y suficiente justicia de Su pueblo.

A. Las Partes en el Pacto.

Dios toma la iniciativa y decide, en una manera llena de gracia, la relación en que la segunda parte será delante de El.

El pecador elegido en Cristo. Mientras algunos teólogos reformados ven el pacto de gracia incluyendo toda la humanidad, la mayoría están de acuerdo de que el pacto de gracia es entre Dios y los elegidos. En las escrituras primitivas no se ve límites y todos podrían ser incluidos, pero al llegar al tiempo de Abraham hay una limitación que es más y más clara.

Carlos Hodge dice "el pecado grande de los que escuchen el evangelio es que rechazan aceptar de ese pacto y entonces se ponen afuera de su alcance". Esto es verdad si lo entendemos decir que tal pecado excluye al pecador impenitente. El pecador elegido, sin embargo, siempre está dentro del pacto, por causa de Cristo, su Garantía.

Mientras el evangelio se dirige a todos los hombres y todos son responsables igualmente, como dice Hodge "todo el esquema de redención tiene referencia especial a los dados por el Padre al Hijo".

Nuestro pensar en cuanto a las partes llegará a ser mas claro si recordamos que el pacto de redención es la base eterna del pacto de gracia y que el posterior es la expresión histórica del anterior.

Que el pacto de gracia da testimonio y bendice a todos, no lo negamos pero como expresión de bendición, de promesas ricas aceptadas por fe, que es el don de Dios y como un privilegio que se realiza por el poder y la influencia del Espíritu Santo, sin duda alguna se establece como un pacto entre Dios y los elegidos (Jer 31:33,34; Heb 8:8-12; Gal 3:29).

B. La Posición de Cristo en el Pacto.

Aunque se dice que el pacto de gracia es entre Dios y los elegidos, en que Dios promete y el pecador acepta, la salvación por fe en Cristo, solamente es en Cristo que el pecador tiene su posición en el pacto. Entonces Cristo, mientras no es una parte contrayente, en este pacto, en este sentido estricto, es su Mediador. Su relación al pacto es de importancia vital. No podía existir sin El. El oficio de Mediador de Cristo quiere decir mucho más que en el sentido moderno.

I. Fue solamente en base de Su obra que Dios entró en este pacto de gracia con los elegidos.

II. Como Garantía El garantiza el cumplimiento de todas las promesas y condiciones del pacto.

III. Así se puede decir que El mismo es nuestra salvación, Su sangre es "la sangre del pacto"; Su muerte es un sacrificio federal que unió a las partes del pacto y aseguró el cumplimiento de todas sus condiciones. La cruz hace seguros los dones de la gracia de Dios (Efes 4:7-11) y la perseverancia de los elegidos en fe y obediencia.

C. La Promesa del Pacto de Gracia.

La promesa central se expresa mejor en las palabras; "Yo seré tu Dios y El de tu descendencia después de ti" (Gén 17:7).En más detalle, como se desarrolla por todas las escrituras.

I. Bendiciones temporales, simbolizando privilegios espirituales (Heb 11:7-10).

II. La promesa de justificación y la adopción de hijos con derecho a la vida eterna (Gen 15:6).

III. La promesa del Espíritu Santo para aplicar la salvación y para su función práctica de la redención.

IV. La seguridad de glorificación final (Sal 16:11; 73:26-28; Jer 31:33,34; Ezeq 36:27; Dan 12:3; Gal 4:5,6; Tit 3:7; Heb 11:7; Stg 2:5).

La respuesta del hombre así garantizada por la cruz de Cristo se ve en la nueva relación que sostiene como una mujer a su marido, una esposa a su esposo, un hijo a su padre. En cada caso se ve un amor confiado y devoto. Cuando Dios dice "Seré tu Dios" el creyente responde. Dios promete justificación y perdón de pecados, adopción y vida eterna, y el hombre en Cristo responde por confiar en Cristo por el tiempo y por la eternidad, y por una nueva vida de obediencia. La fe no es una condición del pacto (la elección es incondicional) sino una condición dentro del pacto - es la manera de gozarse de todos los otros dones del pacto de gracia.

D. La Permanencia del Pacto de Gracia.

Por esto queremos decir que el plan de salvación de Dios ha sido lo mismo en todas las épocas.

I. El pacto es Trinitariano por naturaleza. Tiene su origen en el amor predestinaría del Padre, su cumplimiento en la obra redentora del Hijo y su realización en las vidas de los hombres por la aplicación de una redención cumplida por el Espíritu Santo (Jn 1:16; Efes 1:1-4; 2:8; I Ped 1:2).

II. El pacto es eterno (Gén 17:19; II Sam 23:5; Heb 13:20). Hablando humanamente tenemos en mente "la eternidad futura" o la permanencia de este pacto. Se queda para siempre efectivo y es inviolable.

III. Esencialmente es lo mismo en cada época del tiempo aunque su forma de administración puede cambiar. Abraham (Gén 17:7), Sinai (Ex 19:5; 20:1,2), Israel en Moab (Deut 29:13), David (II Sam 7:14), el Nuevo Pacto (Jer 31:33;Heb 8:10). Cristo muestra el hecho de que porque Dios es el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, estos patriarcas poseen vida eterna (Mat 22:32).

La Biblia hace claro que hay solamente un evangelio por lo cual los hombres se pueden salvar, y el evangelio, siendo la revelación del pacto de gracia, sigue que hay solamente un pacto. El evangelio verdadero fue proclamado en germen en Gén 3:15. Fue predicado a Abraham. Gal 3:8 señala la manera en que Abraham obtuvo la salvación como típico de la experiencia de los creyentes del Nuevo Testamento y le llamó a Abraham "el padre de los creyentes". Para Pablo el pacto con Abraham todavía funciona (Rom 4:9-25; Gal 3:7-9,17, 18; Heb 6:13-18). El Mediador del pacto es el Cristo que nunca cambia (Heb 13:8;Hech 4:12). Todos los que están en Cristo sin consideración de raza son herederos del pacto (Gal 3:6-29).

Los Romanistas enseñan que los que vivían antes de Cristo no fueron salvados. Están en sus pecados ignorados.

E Los Pactos Históricos

Históricamente había varios pactos establecidos por Dios. Estos se relacionaban hasta con la creación y providencia de Dios (Jer 32:20, 25 cp. Gén 8:22). En esto se ve “Las ordenanzas de Dios....inamoviblemente establecidas por la ordenación, el poder y la fidelidad de Dios” (J. Murray).

El Pacto Post-diluviano con Noé (Gén 9:9-17)

1. Este fue concebido, inventado, determinado, establecido, confirmado y dispensado por Dios mismo (Gén 9:9 cp. 11-13, 17).

2. Fue universal en su alcance (Gén 9:9-10) y trabaja para bien aún para los que no tienen un entendimiento inteligente de él. Pero está acompañado por revelación y se espera que los hombres le entiendan.

3. Es incondicional.

4. Es unilateral aún en su seña que solamente Dios efectúa y que declara su fidelidad (Gén 9:16).

5. Es sempiterno (Gén 9:16). Esto resulta de y da testimonio a su divinidad. Es un pacto con la creación, no específicamente con el hombre como hombre. (Cp. el pacto pre-diluviano con Noé Gén 6:18, 22 que tiene una condición de obediencia.) Los mandamientos son soberanos y unilaterales. Co-operación es la de respuesta que la gracia del pacto contiene y demanda.

El Pacto con Abraham (Gén 15; 17)

Este pacto muestra nuevos rasgos.

1. El juramento auto-maledictorio de Dios (Gén 15:8-18)

2. El guardar y romper el pacto (Gén 17:9-10, 14)

Es posible traspasar el pacto (Deut 17:2), abandonarlo (Deut 29:25), estar inestable en él (Sal 78:27), tener una disputa del pacto (Lev 26:25) y sufrir las maldiciones de él (Deut 29:20).

Se caracteriza por:

1. Su soberanía e intimidad.

2. Obediencia. Esta es “una necesidad surgiendo de la intimidad y espiritualidad de la relación religiosa involucrada” (J. Murray).

“La más grande la gracia, lo más acentuada llega a ser la soberanía de la administración.” (J. Murray). La responsabilidad del hombre por guardarle no interfiere con esto. “El disfrutar continuo de esta gracia y de la relación establecida es contingente del cumplimiento de ciertas condiciones.” (J. Murray). La relación del pacto ya está establecida.

3. Es discriminatorio.

El Pacto con Moisés (Ex 19-24)

Se pregunta si este es un acuerdo con condiciones. Hay condiciones allí, pero también estaban en el pacto con Abraham.

Liberación de Egipto estaba a base del pacto con Abraham (Ex 2:24; 3:16-17; 4:4-8; Sal 105: 8-12, 42-45; 106:45).

La espiritualidad del pacto es como la del pacto con Abraham (Ex 6:7; Deut 29:13). Como liberación se debe al pacto con Abraham, él con Moisés es una continuación de esto. El pacto ya existe (Ex 19:5-6). Obediencia procura el disfrute de las bendiciones de él. No es una condición para hacer el pacto. La sangre “ fue simplemente la confirmación o sello del pacto establecido y de la relación constituida” (J. Murray) (Ex 24:7-8).

El pacto fue una disposición soberana (Ex 34:27-28; Lev 24:8; Núm 18:19; 25:13). Si es un pacto sempiterno entonces debe ser uno y el mismo con el pacto con Noé. De otro modo debemos regresar a ideas Dispensacionalistas. (¿El carácter sempiterno de la promesa de la tierra de Canaan sugiere un milenio?)

El Pacto con David (II Sam 7: 12-17; Sal 89:3, 4, 28, 34; 132:11ss)

El énfasis aquí es en la seguridad, determinación e inmutabilidad del pacto y de la promesa. Este pacto es explícitamente mesiánico (Isa 42: 1, 6, 49:8; cp. 55:3,4). Es una dispensación unilateral y soberana.

El pacto sempiterno que Jehová hace con el pueblo es correlativo con el hecho que él ha dado al Siervo como un pacto del pueblo. La misión mesiánica está en términos del pacto (Mal 3:1).

El es el Ángel del Pacto porque viene en prosecución de la promesa y del propósito del pacto, y él mismo es el Pacto porque las bendiciones y provisiones del pacto son a tal punto enlazadas con él que él mismo es la encarnación de estas bendiciones y de la presencia de Jehová con su pueblo que el pacto asegura.

Isa 55:3 no es contractual sino unilateral.

El Pacto en el N.T.

Desde el principio hay hechos redentores en cumplimiento del pacto con Abraham (Luc 1:68-74). Hay comparaciones con la redención de Egipto. Representa la misma fidelidad a la promesa y juramento del pacto en ambos casos. Hasta aquí hay continuidad en el pacto.

Pero el N.T. habla de “Pactos” (plural) (Rom 9:4; Efes 2:12). De nuevo hay enlaces con la promesa.

El pacto es inmutable, seguro e inviolable (Gál 3:15-17).

1. Hay un contraste entre el antiguo y el nuevo pacto, pero la idea todavía es la del pacto. El Nuevo Pacto es el cumplimiento de él con Abraham (Luc 1:72, 73; Gál 3:15ss). La gracia y la promesa son las mismas en el antiguo y en el nuevo pacto.

La sangre de Cristo es la sangre del Nuevo Pacto (Mat 26:28; Mar 14:24; Luc 22:20; I Cor 11:25). El Pacto es una designación del sumo total de la gracia, bendición, verdad y relación asegurado por la sangre sacrificial que él derramó.

El Nuevo Pacto es el ministerio del Espíritu como el Espíritu de Vida (II Cor 3:6-8), el ministerio de justificación (II Cor 3:9) y libertad (II Cor 3:17). Es la bendición más alta de y la relación más cerca de Dios.

Es un pacto con un ministerio más excelente (Heb 8:6) en términos de acceso a Dios conseguido y comunión con él mantenida (Heb 8:10).

Las promesas son mejores (Heb 8:6). Sus leyes son más estrictas, pero habilidad a obedecer es dada (Heb 8:10). Dispensa perdón de pecados (Heb 8:12). La difusión de conocimiento se universaliza (Heb 8:11).

2. La muerte del Testador (Heb 9:16-17). Se hace uso de esto para ilustrar “la eficacia trascendente de la muerte de Cristo en conseguir los beneficios de la gracia del pacto” (J. Murray). De nuevo se nota su carácter unilateral.

Varios pactos son constitutivos de épocas en el desarrollo y la efectuación de la voluntad redentora de Dios.

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