jueves, 4 de octubre de 2012

La Trinidad: Desde Agustín hasta la Reforma



            Agustín

            La última expresión de Trinitarismo en el Oeste era la obra de Agustín De Trinitate.  Enfatiza la unidad de esencia y la Trinidad de Personas y rechaza cualquier idea de subordinacionismo.  No trata de probar esto, sino lo acepta como algo revelado en casi cada página de las Escrituras (De Trin 1-4).  Esta es la doctrina que la Fe Católica pasa a los creyentes (Ep 120:17: Ioh Tract 74:1).  Dios es simple y trascendente en su esencia o naturaleza.  (Nota que él empieza con la naturaleza de Dios y no con el Padre.)   Esta esencia es Trinidad.  La unidad de Trinidad es clara y subordinacionismo es imposible.  Cualquier que se afirma de Dios se afirma de cada uno de los Tres (De Trin 5:9).  Como es una y la misma sustancia que constituye cada una de ellas “no solamente es el Padre no más grande que el Hijo respeto a divinidad, pero Padre e Hijo juntos no son más grandes que el Espíritu Santo, y ninguna una Persona de las Tres es menos que la Trinidad misma.” (De Trin 8:1).

Cada Uno posee la esencia entera y es en esto idéntica con la esencia y con cada Una de las Otras Personas.  Además no pueden estar sin los otros nunca.  Hay dependencia mutua.  Tienen una sola voluntad: “donde no hay diferencia de naturalezas, no hay de voluntades tampoco” (C. Maxim 2:10:2).  Para él los teofanías del A.T. no se pueden considerar ser del Hijo solamente, sino de cualquier de los Tres o de los Tres a la vez.  La esencia divina le pertenece a cada Uno desde diferentes puntos de vista: como generando, generado y existiendo por inspiración.  El Espíritu procede del Padre y del Hijo.   Tienen una relación de interpenetración e interhabitación mutua.

            Esta idea que se ve en Ireneo y Tertuliano, y especialmente en Gregorio de Nisa, es conocido como Perichoresis (Circumincesio en latín).  Cada Persona es un Individuo, pero cada Uno participa en la vida de las otras Dos.  Hay una “comunidad de Ser” en que cada Persona, mientras manteniendo su identidad distinta, penetra las Otras y es penetrada por Ellas.  (Esto ha provisto ideas para modelos de relaciones humanas dentro de comunidades y por teorías cristianas políticas y sociales (Moltmann, Boff).  

            La doctrina de Apropiación combatió Modalismo por decir que las obras de la Trinidad son una unidad; cada Persona de la Trinidad está involucrada en cada acción externa de la Deidad.  Así las Tres trabajan juntos en la creación.  Desde Agustín se ha indicado que Gen 1-3 habla de la Palabra y del Espíritu de Dios.  Pero es apropiado considerar la creación como una obra del Padre.  Igualmente la Trinidad está activa en redención, pero es apropiado ver esta como una obra del Hijo. 

            Mientras es verdad que el Hijo, en distinción del Padre, nació, sufrió y resucitó, igualmente es verdad que el Padre cooperó con el Hijo en realizar la encarnación, pasión y resurrección; pero fue propio para el Hijo, en virtud de su relación al Padre, ser manifestado y hecho visible. (De Trin 2:9; 2:18; Ep 11:2-4).

            Cada Uno es distinguido por sus relaciones mutuas.  El Padre Se distingue porque engendra al Hijo, el Hijo porque es engendrado (Ep 170:7; De Trin 5:6; 5:8; 5:15).  El Espíritu se distingue porque él es dado por ellos, es su “don común”, siendo un tipo de comunión del Padre y del Hijo, o el amor que ellos juntos derraman en nuestros corazones (De Trin 5:12; 5:15-17; 8:1).  No le gusta el término “Personas” pero lo usa para evitar modalismo.  Los Tres son reales y subsistentes relaciones.  Dice esto para evitar un dilema del arrianismo de ver sustancias distintas.  Son relaciones entre si: cualquier que es cada uno es en relación a uno o los dos otros (Ioh 37: Ep 170; De Trin 5-7).

            Como otros antes de él, tuvo problemas en explicar la procesión del Espíritu o distinguirle de la generación del Hijo (De Trin 9:17; 15:45).  Pero el Espíritu es el amor mutuo del Padre e Hijo (De Trin 15:27; cp. 5:12), el enlace consustancial que les une.  Entonces es el Espíritu de ambos. Como dice, “El Espíritu Santo no es el Espíritu de Uno de Ellos, sino de ambos” (Ioh Tract 99:6; De Trin 1:7).  La relación del Padre y del Hijo al Espíritu es idéntica, y donde no hay diferencia de relación su operación es inseparable (De Trin 5:15).  Entonces enseñó la doctrina de la doble procesión del Espíritu más claramente que los que vinieron antes de él (Ep 170:4; De Trin 5:12; 15:29; 15:45). 

            Respondiendo a la objeción que como tanto el Hijo como el Espíritu se derive del Padre, entonces debe haber dos Hijos dijo “el Hijo es del Padre, el Espíritu también es del Padre.  Pero el anterior es engendrado, el último procede.  Así el anterior es Hijo del Padre, de Quien es engendrado, pero el último es el Espíritu de ambos, como él procede de ambos... El Padre es el autor de la procesión del Espíritu porque engendró a tal Hijo, y al engendrarle le hizo también la fuente de que el Espíritu procede” (C. Maxim 2:14:1).      

            Pero Agustín va más allá en sus ideas y arguye que el hecho que el hombre está hecho a la imagen de Dios significa que está hecho a la imagen de la Trinidad.  Así acepta la teoría tricotimista de la naturaleza humana.  Pero va más allá aún y arguye que se puede ver la Trinidad en el intelecto del hombre (De Trin 11:1).  Esta tiene tres facultades, mente, conocimiento y amor (mens, notitia y amor) aunque a veces habla de memoria, entendimiento y voluntad (memoria, inteligentia y voluntas).  El proceso de percepción muestra tres elementos que son cercanamente unidos: el objeto externo, la representación de él por la mente y la intensión o acto de enfocar la mente (De Trin 11:2-5).   Estas ideas están demasiadas sencillas a veces y deben verse como ilustraciones y no bases para la doctrina.  Agustín tomó su doctrina de la Trinidad de las Escrituras, especialmente de cuarto Evangelio.  Su analogía más famosa viene de allí: amante (Amans), el objeto amado (quod amatur) y el amor (Amor) que les une (De Trin 15:5; 15:10).  Pero esto es un comienzo para lo que él consideró la mejor analogía: ser, conocer y voluntad (esse, nosse, velle) (De Trin 9:2-8; 10:17-19).

            Pero todo esto tiene sus limites, es remoto e imperfecto: “una semejanza de verdad, pero una imagen muy distante... La imagen es una cosa en el Hijo, otra en el espejo” (Serm 52:17; cp. De Trin 9:17; 10:19).        

            Tomadas juntas las ideas de Perichoresis y Apropiación nos permiten pensar en la Deidad como una “Comunidad de Ser” en que todo es compartido, unido e intercambiado mutualmente.  Padre, Hijo y Espíritu Santo son diferenciaciones dentro de la Deidad que se ven dentro de la economía de redención.  Pero necesitamos recordar que la auto-revelación de Dios corresponde a su naturaleza esencial.  La Trinidad Económica corresponde a la realidad de la Trinidad Ontológica.  Aunque el Hijo y el Espíritu parecen ser subordinados al Padre en la historia, en la eternidad Todos son co-iguales. 

            Agustín vio al Espíritu como el amor que une al Padre y al Hijo.  Identificando al Hijo con Sabiduría (Sapientia), identifica al Espíritu con Amor (Caritas).  No tiene base bíblica para esto, pero es una inferencia razonable.  El Espíritu nos hace vivir en Dios y Dios en nosotros.  Es el Don divino que nos une a Dios y produce comunión entre nosotros y él.  Entonces hay una relación correspondiente dentro de la Trinidad misma.  Como unión es el efecto de amor, el Espíritu es amor.  El don más grande de Dios es amor (I Cor 13:13).  El Don más grande de Dios es el Espíritu Santo.  Entonces el Espíritu Santo es Amor.      

            Uno de los problemas con las ideas de Agustín es que en el Oeste el concepto del Espíritu como el enlace entre el Padre y el Hijo le presenta como menos que una Persona.  Esto nunca fue la intensión de Agustín y nadie lo interpreta así formalmente.  Sin embargo, muchas veces es visto como una fuerza más bien que una Persona.     
           
            Como ya hemos mencionado, la única adición importante al Credo de Nicea-Constantinopla desde 381 ha sido la inclusión por el Sínodo de Toledo en 589 de la cláusula “filioque”, que marca la diferencia entre el Este y el Oeste sobre el tema de la “procesión” del Espíritu Santo.  La Iglesia del Este lee el Credo “procede del Padre”, mientras la Iglesia del Oeste lo tiene “procede del Padre y del Hijo”.  La disputa indica una diferencia que ha existido en estas Iglesias desde el principio, y se explica fácilmente de sus respetivas condiciones.  La Iglesia del Este tuvo que tratar con arrianos y macedonios, quienes hicieron al Espíritu una criatura del Hijo, o le vieron por lo menos como inferior en dignidad, porque fue traído a existencia por la mediación del Hijo  Entonces trató de salvaguardar su plena divinidad por representarle como procediendo sola e inmediatamente del Padre.- el principio (arch) o fuente (phgh) de la Deidad.   Los Capadocios y Juan de Damasco enfatizaron al Padre como la fuente de la Trinidad.  El Padre es la Garantía de la Unidad de la Deidad.- el único principio, fuente y causa del Hijo y del Espíritu.  Así el Espíritu procede del Padre a solas.  Gregorio de Nacianzo corrigió este énfasis con su enseñanza que la Monarquía es toda la Trinidad y no el Padre a solas, pero este énfasis primaria queda.

            El Oeste, por otro lado, empezó con la identidad de la sustancia del Padre y del Hijo, y, deseando conservar la verdad que el Espíritu es tan verdaderamente el Espíritu del Hijo como del Padre.- de otra manera los dos no fueron considerados ser iguales.- expresó esto por decir que el Espíritu procede de ambos, Padre e Hijo.  La influencia de Agustín en el Oeste se nota hasta hoy.  El empezó con la esencia de Dios como la base de su doctrina de la Trinidad.  La teología del Oeste le siguió por empezar con la sola  esencia.  La amenaza continua del Arrianismo en le Oeste, especialmente en España,  lleví a la Iglesia a enfatizar la consustancialidad del Padre y del Hijo.  El Sínodo de Toledo en que se dio sanción eclesiástica a esta doctrina, se realizó en la ocasión de la conversión de los godos del Arrianismo a la Fe Católica.  La cláusula filioque salvaguardó la identidad de la sustancia del Padre y del Hijo.     

            Los del Este rechazaron esta formula totalmente, y la división así originando nunca se ha sanado.  Llegó a ser más grave en el siglo IX cuando el Patriarca Focio insistía que el Espíritu procede del Padre a solas y acusó el Oeste de decir que él procede del Padre y del Hijo como dos principios distintos.  Esto no era lo que Agustín dijo.  La ruptura fue completa en 1054 con mutua excomulgaciones por el Papa y el Patriarca de Constantinopla.  En 1965 el Papa Pablo VI y el Patriarca Atenagoras I retiraron los anatemas de 1054.

            Problemas en el Este y el Oeste

            Hay problemas con ambas posiciones.

            1.         El debate se centra en las Personas entendidas en términos de relaciones de origen.  El N.T. indica relaciones muchas más complejas y sutiles que las formulas del Este y del Oeste.

            2.         El Oeste ha acusado al Este de una tendencia a triteísmo por empezar con el Padre y no la Esencia de Dios en si.  Hay poca evidencia de esto.  La Monarquía del Padre, la consustancialidad de las Personas y el Perichoresis garantizan esto.

            3.         Pero la separación en el Este entre Dios  y sus energías, especialmente después de Juan de Damasco, resultan en un énfasis en la Trinidad económica que no necesariamente refleja la Trinidad ontológica.  Esto en torno sugiere que lo que Dios es en revelación es distinto de lo que es en si.  La consecuencia de esto es la conclusión que no podemos conocer a Dios como es, sino solamente como se ha revelado, que, en este caso, no es lo mismo.

            4.         En el Oeste el peligro de Modalismo es real, hasta el siglo XX.  Si empecemos con la Unidad, entonces las Personas llegan a ser problemáticas como verdaderas, personales, permanentes irreducibles y eternas distinciones ontológicas. 

            5.         La cláusula filioque es engañosa por tres posibles razones.  Primero, si el Espíritu procediera de dos fuentes separadas, la Monarquía del Padre sería socavada.  Esto no es como se le ha entendido, pero la frase se presta a este tipo de interpretación.  Segundo, si el sentido de Agustín, que el Espíritu procede del Padre y del Hijo como una sola fuente es verdad, la distinción entre el Padre y el Hijo se oscurece.  El Hijo no es lo mismo que el Padre, siempre es Hijo y el Padre siempre es Padre, entonces su relación al Espíritu no es igual que la del Padre al Espíritu.  Esto se tiene que tomar en cuenta.  Tercero, parece haber cierta evidencia de una tendencia de subordinar el Espíritu si se necesita el filioque a apoyar la consustancialidad del Hijo al Padre.  Si la deidad del Hijo requiere que el sea la fuente de la espiración del Espíritu ¿dónde deja esto al Espíritu quien no es la fuente de ningún otro hipostasis?  Los atributos de la naturaleza divina se comparten entre todas las Tres Personas, pero las propiedades divinas se mantienen por una Persona.  Pero aquí una propiedad (epiración) se comparte por Dos Personas, mientras la Tercera se excluye.

            La Edad Media en el Oeste
 
            Por la Edad Media, mientras algunos tenían teorías confusas la gran mayoría mantenía la doctrina ortodoxa.  Las diversas teorías solamente servían a reforzar la posición ortodoxa por ser respondidas.  Sin embargo, en el Oeste había cierto racionalismo en las explicaciones y exposiciones de Anselmo (1033-1109) y Aquino (1225-74).  El último en su Suma Contra Gentiles empieza su trato de Dios hablando de su existencia y esencia, la naturaleza y atributos del único Dios en parte 1, pero reserva su trato de la Trinidad y las relaciones entre las Personas hasta parte 4.  Se puede ver esto como un intento de combatir el Islam, pero aún así es un mal intento.

            En su Summa Theologica  parte 1ª Aquino habla del único Dios en cuestiones 2-26 y solamente en 27 llega a la Trinidad.  En esto sigue a Agustín quien empezó con la única esencia divina primero y luego llegó a hablar de las Personas y sus relaciones.  Pero en realidad Aquino mientras habla de Tres Personas en una sola Esencia, también dice que lo que distingue entre las Personas son sus propiedades o sea paternidad para el Padre, filiación para el Hijo, entonces es mejor decir que se distinguen por sus relaciones (Padre, Hijo) que por sus orígenes (engendrador, engendrado).  No se distinguen por su ser, ni por nada absoluto (esencia), sino por algo relativo.- así relación es suficiente para su distinción (ST parte 1ª p 40 Art 1,2). 

            Lo que Aquino llama “nociones” o, como diríamos nosotros “propiedades” (paternidad, filiación, espiración, procesión) difieren de las relaciones de las Personas solamente en su modo de significación, y en realidad son lo mismo.  Por ejemplo, es de la naturaleza misma del Padre engendrar al Hijo, no lo hace como un hecho de su voluntad, aparte de la unidad de la voluntad divina en la eternidad (ST parte 1ª p 41 Art 1,2).  En otras palabras no era posible que el Hijo no existiera.  Las Tres son iguales porque son de la misma esencia (ST parte 1ª p 42 Art 1).  Así “concluimos que el Hijo existía cuandoquiera el Padre existía y así el Hijo es coeterno con el Padre y de la misma manera el Espíritu Santo es coeterno con ambos.

            “Como dice Agustín (De Verbis Domini, Serm. 38), ningún modo de la procesión de cualquier criatura perfectamente representa la generación divina.” Así no decimos que lo engendrado existe después del que le engendró como en relaciones humanas.  “Eternidad excluye el principio de duración, pero no el principio de origen” (ST parte 1ª p 42 Art 2).

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