domingo, 19 de agosto de 2012
Malaquías
LOS PROFETAS.
Los Libros Proféticos.
En el hablar popular los libros proféticos son los 16 libros del A.T. desde Isaías hasta Malaquías y algunos incluirían Lamentaciones también. Además están divididos en los cuatro Profetas Mayores, (Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel) y los doce Profetas Menores.
Esta enumeración y subdivisión no se encuentran en la Biblia hebrea. Esta se divide en la TORAH (Ley) NEVI'IM (Profetas) y KETUVIM (Escrituras). La segunda sección, los Profetas, consiste en ocho libros, Josué, Jueces, Samuel y Reyes (Los Profetas Anteriores) e Isaías, Jeremías, Ezequiel, y Los Doce (Los Profetas Posteriores). Daniel esta considerado dentro de la tercera sección, Las Escrituras porque los rabinos hicieron una distinción correcta entre la profecía normal y las visiones apocalípticas de Daniel.
La distinción entre los Profetas Mayores y Menores se encuentra por primera vez en las iglesias latinas, y Agustín explica correctamente que significa una diferencia de tamaño, no de valor (De Civitate Deo 18:29).
Las Funciones de un Profeta.
Al profeta no se define ni se explica en el A.T.: se le toma por sentado. Esto es porque ha existido desde el comienzo (Luc 1:70; Hech 3:21) y no ha sido limitado a Israel ej. Balaam (Num 22:5), los profetas de Baal (I Rey 18:19). Hay profetas verdaderos y profetas falsos entre las naciones tanto como en Israel. Pero Amós lo hace claro que los profetas de Israel son un don especial de Dios (Amos 2:11) sin ningún paralelo genuino entre los cananitas.
Fueron los portavoces de Dios al pueblo. Moisés fue el ejemplo supremo de esto. Antes de su tiempo Dios había hablado personalmente con las cabezas de las diferentes familias patriarcales. Estas entonces le comunicaron al pueblo. Pero cuando Israel salió de Egipto era tan grande que otro método de comunicación fue necesario. Dios les habló en voz audible desde Sinai, pero el pueblo tenía miedo y no quiso tal experiencia de nuevo (Deut 18:16). En respuesta Dios proveyó un mediador profético y estableció el oficio del profeta. Un hombre recibiría la palabra de Dios en el monte y le comunicaría al pueblo. Así empezó el oficio profético.
a. La sencilla voz del profeta sustituye por todas las señales maravillosas y miedosas de Sinai (EX 19). Pero cada palabra del profeta viene como la voz de Jehová.
b. El origen de la verdadera palabra profética no se encuentra en la experiencia sujetiva del hombre. Dios origina la palabra profética.
c. La palabra del profeta no es primeramente predecir. Más bien es proclamar la voluntad revelada de Dios.
En Exod 7:1,2 Moisés es como Dios, Aarón es su profeta y Faraón recibe la palabra profética. El hecho que es mediado no disminuye la autoridad de la palabra profética (vea Exod 4:15,16). Recibieron su palabra por revelación directa (Num 12:6,7). Lo "vieron" (Isa 2:1; 13:1; Amós 1:1; Miq 1:1; Hab 1:1 cp Jer 23:6).
Así aún los libros que nosotros consideramos "históricos" son la proclamación de los hechos de Dios en la historia.- una proclamación, además hecho por Dios mismo.
La Profecía.
Otra vez la idea popular habla de la profecía como predecir el futuro. Pero mientras hay este elemento los profetas generalmente traían su mensaje a su propia generación. Se preocupan por su propia nación. Hablan del rey y su practica idólatra, de los profetas que dicen lo que se les pagan a decir, los sacerdotes que fallan en instruir al pueblo en cuanto a la Ley de Jehová, los negociantes que usan balanzas falsas, los jueces que favorecen a los ricos y no dan justicia a los pobres, mujeres avaras quienes exigen que sus esposos hagan mal para que ellas puedan vivir en lujo. Todo esto es profecía en el sentido bíblico.
Cuando hablan de un evento en el futuro generalmente lo hacen por llevar a los oyentes de su generación a ver el plan de redención que tiene Dios, a partir de su situación actual.
"La profecía es el mensaje de Dios al presente a la luz de Su continuo propósito redentor." (Panorama del A.T. La Sor/ Hubbard /Bush p 305)
Es una ventana que Dios ha abierto para que veamos Su propósito en Su obra redentora. Nos muestra lo que ha hecho para, con, y por Su pueblo en el pasado, nos aclara Su propósito en el presente, y nos muestra hacia donde Dios esta llevando la humanidad en el futuro. Así vemos nuestras obligaciones como Su pueblo.
MALAQUÍAS
Autor y Fondo Histórico
Malaquías no es solamente el último libro de los Doce, sino que él mismo es considerado el último profeta con quien termina la actividad profética en el A.T. Los Doce son más o menos en orden cronológico y el Talmud regularmente clasifica a Hageo, Zacarías y Malaquías juntos como los profetas postexílicos.
El libro fue escrito en un periodo cuando aparentemente nada estaba pasando. Los exiliados habían regresado y el Templo fue construido de nuevo. Pero Dios no había llegado a llenarle con su gloria como Ezequiel había profetizado (Ezeq 43:4). Los ritos religiosos siguieron, pero sin entusiasmo. ¿Dónde estaba el Dios de sus padres? ¿Importó si le sirvieron o no?
Había hambruna, pobreza, opresión, infidelidad a votos matrimoniales y del pacto. Negligencia moral y spiritual, orgullo, indiferencia, permiso para todo y escepticismo abundaron. Malaquías intentó reavivar los fuegos de fe en los corazones de su pueblo desanimado.
Malaquías es un libro pertinente a tiempos de espera cuando hay el peligro de perder la fe porque hemos perdido contacto con el Dios vivo. Muestra el camino de regreso a una fe verdadera en un Dios quien no cambia (3:6), quien invita a los hombres a regresar a él (3:7) y nunca se olvide de los que responden (3:16).
El Profeta
Quien fue no sabemos. Su nombre significa "Mi mensajero" (cp Mal 3:1) o aún “mi ángel” (Zac 1:9, 11). Es posible que no sea un nombre propio sino un titulo. Si fuera simplemente el comienzo de otro oráculo debía decir “Profecía de la palabra de Jehová contra Israel, por medio de” su mensajero (1:1). Esta idea tiene apoyo antiguo. La LXX lee “su mensajero” en vez de “mi mensajero” que es el significado del texto hebreo. Aún donde se cita el libro en el N.T. su nombre no aparece (Mat 11:10; Mar 1:2; Luc 7:27).
Por otro lado cada uno de los demás profetas se menciona en el título de su libro. Si un hombre llamado Malaquías no escribiera este libro que lleva su nombre, sería la única excepción. El hecho que Malaquías está en primera en vez de tercera persona, sugiere que es más probable que fue un nombre más bien que un titulo.
“Oráculo de la palabra de Jehová” (Zac 9:1; 12:1; Mal 1:1) muchas veces se ha interpretado como una seña de anonimato. Se arguye que un redactor tomó tres oráculos anónimos y les puso al fin del canon profético del A.T. Con el trascurso del tiempo los primeros dos se juntaron a las profecías de Zacarías y el tercero logró un estatus independiente y llegó a ser el libro de Malaquías. Pero la forma del título en Mal 1:1 es distinto de la de Zac 9:1 y 12:1. Además, si los últimos seis capítulos de Zacarías son una parte integra del libro, este argumento pierde mucho de su credibilidad. Los traductores del Tárgum entendieron “Malaquías” como un nombre o titulo de Esdras el escriba. Mientras no hay evidencia para esta identificación, parece que “Malaquías” es un nombre personal. Entonces es lógico aceptar que fue el nombre personal de este profeta.
Situación Histórica
No hay ninguna referencia a ningún rey, ni siquiera ningún evento que puede ayudar en fecharle. Sin embargo, que el libro es postexilico se ve del uso de la palabra “príncipe” (mejor “gobernador” pehah 1:8 vea Hag 1:1, 14; 2:2, 21; Neh 5:14; 12:26) que se usa en textos de este periodo.
Judá había regresado del Exilio y el templo estaba funcionando (Mal 1:10,13; 3:1,10). La falta de referencias a su construcción y el hecho que adoración se había reducido a una rutina sugieren que estaba establecido ya hace tiempo. Tal vez Malaquías fue contemporáneo de Nehemías (Mal 2:10-16 cp Neh 13:23-27). Hay el mismo problema de gente no deseando gastar para mantener el Templo (Mal 3:8; cp Neh 10:32-39); los pobres fueron oprimidos (Mal 3:5; cp Neh 5:1-5); se enfatiza el diezmo en ambos (Mal 3:7-10; Neh 10:37-39); y más que todo, matrimonios con extranjeras estaban amenazando la sobrevivencia de la fe del pacto (Mal 2:10,11; cp Esd 9:1,2; Neh 13:1-3, 23, 24).
En tal caso su profecía fue dada c 450 A.C. Pero como ni Esdras ni Nehemías ni su legislación (Esd 10:3; Neh 13:13, 23-27) son mencionados la mayoría de los eruditos piensan que profetizó antes de su llegado (entre 475 y 450 A.C.). Si fuera así entonces esto podría explicar la reacción sorprendente a la llamada de Esdras por arrepentimiento y ayuno antes de que él mismo había predicado (Esd 9:1-10:5). Las palabras de Malaquías ya habían tocado las consciencias del pueblo. Otros piensan que Malaquías funcionó como profeta en el tiempo entre los dos periodos cuando Nehemías fue gobernador (Neh 5:14; 13:6). De todos modos fue escrito a mediados del siglo V a.C. y respaldó la obra de Esdras y Nehemías.
Después del entusiasmo del regreso hubo un periodo de desilusión cuando aparecía que Dios no estaba dando éxito a su pueblo. El resultado fue fallas morales por parte de ellos. Había logrado sus metas de semi-independencia y libertad religiosa pero la batalla por verdad y justicia se había menguada porque sus enemigos obvios no estaban. Esto abrió la puerta para otros enemigos, no tan obvios.- presunción, orgullo y transigencia.
El pueblo había perdido su sentido de elección (1:2). No respetando sus códigos y reglamentos (1:6) mostró que habían dejado de honrar a Dios. Matrimonio con incrédulos era común (2:11). Compromiso doméstico fue bajo y divorcio fue el resultado (2:16). En 3:5 hay una lista de abusos y prácticas no aceptables: hechiceros, adulterio, perjurio, fraude, opresión e injusticia. Los pecados de Judá contra Dios y los hombres fueron abiertos y numerosos. Malaquías les acusa abiertamente también. El único remedio sería purgación por fuego (4:1).
BOSQUEJO
I Titulo 1:1
II Disputa Acerca del Amor de Dios 1:2-5
III Disputa Acerca del Desprecio que los Sacerdotes Muestran para Dios 1:6-2:9
IV Disputa Acerca de Israel Rompiendo el Pacto 2:10-16
V Disputa Acerca de la Justicia de Dios 2:17-3:5
VI Disputa Acerca de Arrepentimiento 3:6-12
VII Disputa Acerca de Palabras Duras en Cuanto a Dios 3:13-4:3
VIII Exhortaciones Finales 4:4-6
Estructura
El libro esta en la forma de preguntas a que Jehová da respuestas (Mal 1:2-5; 1:6s; 2:14s, 17; 3:7s, 13). Es una serie de disputas (cp Amós 5:18-20; Miq 2:6-11; Jer 2:23-25, 29ss, 35,36; 8:8,9; Isa 40:27,28; Ezeq 12:21-28) en que Jehová por medio de su profeta describe su carácter, desafía los abusos de su pueblo y habla del juicio. En esto usa preguntas retóricas (1:6, 8, 9; 2:10, 15; 3:2), a veces poniéndoles en la boca de su audiencia. (1:2, 6, 7; 2:17; 3:7, 8, 13, y quizás 2:14).
Después del titulo Malaquías disputa con el pueblo seis veces. El primero ilustra el modelo común (Mal 1:2-5). Jehová empieza por una verdad acerca de su naturaleza a su pueblo: "Yo os he amado". Esto provoca la pregunta del pueblo "¿En qué nos amaste?". Jehová entonces responde al desafío por describir la destrucción de los edomitas, los descendientes de Esaú y un adversario de Israel. Su destrucción se debía interpretar como señal del amor de Dios por Israel. Cinco más disputas siguen el mismo modelo: aseveración; pregunta por Israel; Respuesta; Implicación.
Es muy improbable que la audiencia de Malaquías se expresara abiertamente con las palabras que usa el profeta, más bien él expresa lo que en realidad pensaron. Las oraciones cortas parecen indicar discurso más bien que algo inicialmente escrito. Parece que no hay estructura literaria. Los temas que trata se siguen uno tras otro aparentemente al azar. Sin embargo, hay una progresión lógica de elección y privilegio (1:2-5) a lo inevitable del juicio (3:13- 4:3).
Algunos piensan que los últimos tres versículos (4:4-6) fueron añadidos para concluir el Libro de Los Doce. La LXX tiene otro orden a estos versículos (4:5, 6, 4). Pero si fueron añadidos después, siguen el mismo estilo como el resto del libro y podían ser de Malaquías mismo. El cambio de orden en la LXX probablemente refleja un intento a terminar el libro de una manera menos amenazadora, antes de otro orden original.
“Énfasis en la ley de Moisés (4:4) y en la figura de Elías (4:5,6) resume todo lo que los siervos de Dios representaron durante los siglos. Cuando se reunieron la Ley y los Profetas en una colección de textos sagrados esta doble referencia miraba adelante a la consumación del propósito por el cual ambos fueron dados.” (Baldwin Haggai, Zechariah, Malachi p 214-215).
El lenguaje y las ideas de Malaquías son muy influidos por Deuteronomio. “Amor”, “temor” y “fidelidad” son motivos ocurriendo con frecuencia en Deuteronomio y la Historia Deuteronómica. El diezmo en el almacén es deuteronómico (14:28-29; 26:12-14). “La Ley de Moisés”, “Horeb” y “todo Israel” (3:22 Esp. 4:4) es deuteronómico.
Propósito
El propósito del profeta fue asegurar a su pueblo que Jehová todavía les amó y estaba manteniendo su pacto con ellos (1:2-5). Pero exigió honor, respeto y fidelidad (1:6). El pueblo y los sacerdotes no estaban honrando a Jehová. Estaban deshonrándole con su adoración, por su infidelidad a votos matrimoniales (2:10-16), por sus injusticias sociales (3:5), y por sus palabras duras, cerca a blasfemia (3: 13-14). Malaquías asegura a su pueblo que Jehová conoce los que le teman y los que no lo hacen. Jehová llama por su pueblo a arrepentirse y regresar a él (3:7). Si no regresan, vendrá y herirá la tierra con una maldición. Como la última palabra de este libro es una de juicio, debe llamar la atención de todos los que le leen.
Mensaje Teológico
Al corazón del mensaje de Malaquías a Israel es el pacto. De 55 versículos 47 mencionan a Jehová dirigiéndose a Israel en primera persona. (Las excepciones son 1:1; 2:11-15, 17; 3:16.) Hay un encuentro vívido entre Dios y su pueblo. Se mencionan tres pactos explícitamente: el pacto de Levi (Mal 2:8), el pacto con los padres y e; pacto de matrimonio (Mal 2:10-16), Malaquías anuncia a Israel que el amor de Dios hacia a ellos se basa en el pacto (Mal 1:2-5) y sus juicios se basan en su violación de estas relaciones pactadas. La disputa con los sacerdotes en Mal 1:6-2:9 usa el lenguaje de la bendición sacerdotal en Núm 6:22-27 para maldecir a los sacerdotes por sus pecados.
Dios, mientras muestra señales de su amor por Israel, (Mal 1:2-5) dudó que Israel le amó a él. Como el Exilio probó antes, violación del pacto llevó al juicio de exilio, así Malaquías advierta Israel utilizando el estilo de disputa. Cada una de las seis secciones de disputa enseñó algo positivo y fundamental acerca de Dios:
1 Dios ama a su pueblo (1:2-5)
2 Dios es el Padre y Señor de Israel (1:6-2:9)
3 Dios es el Padre y Creador de Israel (2:10-16)
4 Dios es el Dios de justicia (2:17-3:5)
5 Dios no cambia (3:6-12)
6 Dios es honesto (3:13-21 Esp. 4:3)
Dos apéndices son (1) una admonición a recordar la Ley de Moisés (3:22, Esp. 4:4) y (2) el anuncio que Jehová mandará a Elías a volver los corazones de los hijos a sus padres y viceversa antes de que venga el grande y terrible día de Jehová (3:23–24, Esp. 4:5–6).
Pero Malaquías no simplemente advirtió a Israel a arrepentir en el presente por sus pecados del pasado, también presentó una visión de esperanza para su futuro. Después de la desilusión con el regreso Malaquías despierta de nuevo una esperanza de algo más glorioso. Un día vendría cuando Dios intervendría en los asuntos de la humanidad trayendo victoria a los que obedecen las leyes de Dios y juicio a los que no lo hacen (Mal 3:1-5; 4:1-6).
Teológicamente Malaquías esta dentro de la tradición de los grandes profetas escritores del A.T. El tema principal de la teología es la persona y la obra de Dios mismo. Respeto a esto Malaquías presenta al Señor soberano como el Dios de Israel y el Dios de toda la tierra. En 3:6 no solamente se afirma la inmutabilidad de Dios pero lo lógico de esto, la imposibilidad de sus promesas siendo anulados se dice. Dios ha determinado mantener a un pueblo para si, y se cumplirá.- si no en el tiempo de Malaquías, entonces mas luego.
Malaquías estaba de acuerdo con los grandes profetas del A.T. en recordar al pueblo a quien se dirigió de la universalidad de Dios. Dios estuvo preocupado con todas las naciones, no solamente Israel (1:5).
Puede parecer que Malaquías se preocupó demasiado con la correcta ejecución de las partes rituales de la religión de Israel. Noten lo que dice acerca de animales defectuosos (1:8, 13) y diezmos (3:8). Pero una lectura cuidadosa mostrará que fue igualmente preocupado con lo que Jesús llamó “lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe” (Mat 23:23). A estas palabras Jesús añadió, y Malaquías hubiera estado de acuerdo, “Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello”.
El Dios de quien Malaquías predicaba era un Dios de justicia. Condenaría a los pecadores, pero también premiaría a los justos. El diezmar produciría bendición (3:10); los justos serian perdonados en aquel “día” (3:17). Los que reverenciaran el nombre de Dios vivirían bajo “el Sol de Justicia” (4:2). Entonces Malaquías fue un profeta de maldición y bendición, porque predico a un Dios que fue totalmente justo en su trato con el pueblo.
La contribución más notable de Malaquías a la profecía mesiánica fue su referencia al precursor. La primera alusion es en 3:1. “Mi mensajero” allí no puede ser Malaquías, sino mas bien otro Elías quien anunciaría por ultima vez en el A.T. los términos de arrepentimiento de Dios (4:5). Tenemos la aplicación autoritativa de Jesús de este oficio a Juan el Bautista en Mateo 11:14; 17:12-13 (cp Mar 9:11-13; Luc 1:17).
I Titulo 1:1
1:1 Este versículo es como los versículos de apertura de los otros libros proféticos, o capítulos dentro de tales libros (Nah 1:1; Hab 1:1; Isa 13:1; 15:1; 17:1; 19:1; 21:1; 22:1 23:1; Zac 9:1; 12:1). Nos da tres hechos mínimos acerca del oráculo: (1) es de Jehová; (2) es para Israel (Deut 1:1); y (3) Malaquías es su agente. Aquí en el primer versículo de su obra Malaquías hizo uso único de “oráculo” y “palabra”. Otros profetas utilizaron una u otra, nunca las dos juntas.
La palabra “oráculo” (Massa) tiene la idea de una carga. Isaías usó este término para introducir sus profecías contra las naciones (Isa 13-23) y ocurre en Zac 9:1; 12:1. Es una carga impuesto sobre alguien por un superior (en este caso Dios). En profecía indica el carácter del pasaje siguiente, generalmente juicio. Da un sentido de obligación por parte del profeta (cp Jer 20:9; Luc 12:49, 50). Es urgente.
II Disputa Acerca del Amor de Dios 1:2-5
1:2-3 La profecía misma comienza con las palabras “Yo os he amado”. Este dicho, con su desafío y elaboración, es el primero de siete diálogos entre Dios e Israel (cp. 1:6, 7; 2:14, 17; 3:7b-8, 13b, 14). No sabemos con seguridad si el pueblo expresó abiertamente sus dudas del amor de Dios por ellos. Aunque el exilio podría haber animado tales sentimientos se pensaría que el cambio casi milagroso de las circunstancias que llevó a la restauración les hubiera hecho pensar acerca de la fidelidad de Dios. Pero estos eventos habían ocurrido medio siglo atrás. El regreso, aunque no acompañado por los milagros del éxodo de Egipto, sin embargo, se consideró como la obra de la mano de Dios. En la ausencia de otras maravillas subsiguientes, vino desesperación causada por esperanzas no realizada.
Pero su actitud muestra ingratitud a Jehová que se había mostrado fiel a su pacto con Israel. El pecado de Judá después del regreso fue egoísmo que consideró la adoración formal de Dios suficiente para merecer bendiciones, especialmente materiales. Su pregunta cuestiona su experiencia del amor de Dios. Pero así niegan el hecho y el significado del amor de Dios. Presupone el denuncio de elección y el pacto y el rechazo de su historia.
La respuesta divina a la pregunta del pueblo alude a un evento crucial en la familia de Isaac. Jacob tuvo un hermano. Ambos, por decreto divino serían representantes de su posteridad (gen 25:23). Ambos eran descendientes de hombres que, según la promesa de Dios, serían antepasados de la “semiente de la mujer” (Gén 3:15), el Mesías (Gén 12:3; 17:19-21). Pero la historia de los dos hermanos y sus descendientes muestra que Jacob recibía muchas más grandes bendiciones como individuo y como antepasado de una nación, que Esaú. Aunque Esaú fue el primogénito (Gén 25:25), Jehová había determinado dar el derecho del primogénito (una doble porción cp. Deut 21:16,17) a Jacob, el menor. Aunque Esaú era el favorito de su padre (Gén 25:28) e Isaac tuvo la plena intención de dar la mejor bendición a él (Gén 27:1-4), Dios movía los eventos de tal manera que Jacob la recibió (Gén 27:27-33). Pero Jacob no era tan buena gente. Había planificado engañar a su padre y más tarde confiesa su indignidad (Gén 32: 10).
¿Porqué el favor a Jacob, entonces? Por que Jehová amó a Jacob. Por que tendrá misericordia sobre quien quiere tener misericordia (Ex 33:19; Deut 4:37; 9:4-7). Ahora Dios les llama “Jacob” porque no fueron mejores que su antepasado engañoso.
En su soberanía Dios escogió a Jacob en vez de Esaú, una elección que era equivalente a aborrecer a Esaú. En Rom 9:13 Pablo cita este versículo usándole a ilustrar la doctrina de elección (Deut 7:6-8).
Muchos han acusado a Dios de ser arbitrario o aún injusto en esto. Pero debemos recordar que sus caminos son inescrutables (Rom 11:33), porque no son nuestros pensamientos y caminos sino los de Dios (Isa 55:9). No se le puede juzgar por normas humanas (Isa 29:16; 45:9; Rom 9:24). El es el Santo (Isa 40:18, 25, 28).
Aquí en Malaquías se describe el resultado del rechazo de Esaú por parte de Dios: su territorio, Edom, llegó a ser una desolación, habitado por “los chacales del desierto”. En el siglo IV a.C. los nabateos pasaron por Edom, desplazando a los edomitas hacia el oeste de su territorio ancestral. Ellos fueron al sur de Judá, que más tarde fue conocido como Idumea (cp. Mar 3:8).
A veces el contraste entre amor y aborrecimiento es relativo (Gén 29:30, 31; I Sam 1:2, 5; Luc 14:26; Deut 21:15-17). Pero aquí es clara que la soberanía de Jehová para Israel que no tomó en cuenta la primogenitura (Gén 25:25), los sentimientos y actitudes de los padres (Gén 25:28) o aún las imperfecciones morales de Jacob (Gén 25:29-34) o sus descendientes.
Esto es verdad también de su aborrecimiento. El carácter del aborrecimiento de Dios es evidente al considerar los objetos de su odio. Aborrece la idolatría (Deut 12:31; 16:22; Jer 44:4; Os 9:15), a los que hacen mal (Sal 5:5), los que aman la violencia (Sal 11:5), robo e iniquidad (Isa 61:8) y el culto pagano de Israel (Amós 5:21) tanto como varios vicios mencionados en Prov 6:16-19. Su intensidad se ve en la expresión “su alma los aborrece” (Sal 11:5) y especialmente al considerar el efecto destructivo de su aborrecimiento: destruirá los que hablan mentira (Sal 5:6) y “sobre los malos hará llover calamidades, fuego y azufre” (Sal 11:6).
Pero en Malaquías los términos probablemente no se refieren a predestinación a vida eterna o reprobación respectivamente (contra Calvino). Sin embargo en el N.T. son profundizados a significar participación o falta de ella en la obra de redención por Cristo.
1:4-5 Estos versículos elaboran el rechazo por Dios del territorio de Esaú. El tema contra Edom es común en los profetas (cp. Isa 11:14; 34:5-6; Jer 49:7-22; Ezeq 25:12-14; 35:15; Joel 3:19; Amós 1:11; y Abdías). De todos los enemigos de Israel Edom fue quizás el más duradero y consecuente. La enemistad empezó con Amalec, un edomita (Ex 17:8-16). Y siguió por el periodo del Éxodo (Núm 14:44-45) hasta el periodo de los jueces (Jue 3:12-13) y el tiempo de Saúl (I Sam 15:1-3) y David (I Sam 27:8). Además los enemigos mencionados por Esdras (Esd 4:7) y Nehemías (Neh 4:7) probablemente incluyeron edomitas y esta maldición dirigida a ellos sería un animo a los israelitas.
Aunque los edomitas de alguna manera pequeña reconstruyeron su país, aunque nunca ganando de nuevo su territorio o poder de antes, Dios habló de su intención de verles perpetuamente maldito. Esta evidencia del poder de Dios más allá de las fronteras de Israel evocará de su pueblo la doxología “sea Jehová engrandecido” (1:5). Este es la primera de tres o cuatro frases parecidas en el libro que hablan de los planes de Dios yendo más allá de las fronteras de Israel (cp. 1:11, 14; 3:12; y quizás 4:6).
Así por medio de su providencia Dios muestra su amor y gracia a Israel en devolverles a su tierra después del exilio, mientras Edom no logra recuperar su territorio después del ataque de los nabateos en el siglo V o quizás VI a. C. La justicia de Dios se ve en esto. Edom había opuesto a Judá durante su tiempo de crisis (Abad 1:10-14) pero no escaparía. Será conocido como “territorio de impiedad” en contraste con Judá que es la “tierra santa” (Zaq 2:12). Serían el “pueblo contra el cual Jehová está indignado para siempre”, un juicio terrible que debe causar Judá a estar agradecido por el amor de Dios hacia ella. Si Israel miraría más allá de si mismo vería por contraste con las experiencias de otros pueblos, cuan maravillosamente Dios le había tratado.
III Disputa Acerca del Desprecio que los Sacerdotes Muestran para Dios 1:6-2:9
Falta de Respeto en su Servicio (1:6-7)
Por levantar profetas de afuera de las bases de autoridad en Israel (la familia real, los sacerdotes) Dios ejerció su última autoridad y salvó Israel de las influencias corruptas de poder absoluta dado a un grupo particular. El profeta, después de dirigirse a la nación como total, ahora habla a los que fueron separados para el servicio de Dios. Sus responsabilidades más grandes les involucraron en más grande culpa.
1:6-7 Esta primera parte de la acusación contra los sacerdotes contiene dos más preguntas retóricas. Malaquías abrió la sección con una ilustración recordatorio de la manera en que Isaías abrió su libro (Isa 1:3). Apela al quinto mandamiento. Obviamente la mayoría de los sacerdotes hubiera tenido hijos y aceptaría este argumento desde la Ley. La relación de padre e hijo existía entre Dios e Israel desde el Éxodo (Ex 4:22) aunque Israel era un hijo ingrato (Os 11:1) y rebelde (Isa 1:2). Además un siervo era bajo obligación honrar a su Señor. No importa si los sacerdotes consideraron a Dios como su Padre, o simplemente como su Señor. Debían honra a él, de todos modos. La primera pregunta retórica es de Dios: “¿dónde está mi honra?” La respuesta es que no estaban honrando a Jehová. La palabra “temor” es fuerte, sugiriendo miedo de castigo. Pero parece que ni aún este fue un factor en su conducta.
Ellos, los siervos en el templo quienes estaban más cerca a las cosas sagradas, fueron los que se habían fallado en la obligación más céntrica de todas.- la de honrar a Dios. Y si los dirigentes fallaron ¿qué hay que esperar del pueblo? Pero dirigentes espirituales muchas veces han corrido el riesgo de tratar las cosas sagradas como ordinarias. Intimidad con asuntos sagrados conduce a tratarles con indiferencia (Rom 2:24).
“Oh sacerdotes” ocurre aquí y en 2:1. Se puede suponer que “vosotros” en esta sección se refiere a los sacerdotes. “Menospreciáis” indica burla continua (Deut 32:5,6). Pero ellos por su pregunta desafían la acusación. Entonces Jehová prueba su caso.
De la acusación general de fallar en honrar a Jehová, el profeta mueve a esta acusación especifica: “que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo” (1:7). Es el altar de Jehová, no de los sacerdotes. El había prohibido traer animales con ciertas tachas a su altar como ofrendas (Lev 1:3-10; 22:17-25). “Inmundo” tiene un significado ritual (Esd 2:62), pero estos sacrificios fueron inmundos por las actitudes de los que les ofrecieron. Los sacerdotes le respondieron a esto con una pregunta “¿En qué te hemos deshonrado?” (lit. “te hemos hecho inmundo”) Al hablar del nombre de Dios estaba hablando de su Persona.
El profeta respondió con una explicación de la acusación: “En que pensáis que la mesa de Jehová es despreciable.”. Esta expresión es único a Malaquías en el A.T. No se refiere a la mesa para el Pan de la Proposición (Ex 25:23-30), porque piensa en sacrificios sangrientos, sino a mesas mencionadas por Ezequiel (Ezeq 40:39-43) en las puertas del atrio para la preparación de sacrificios. También en el santuario Jehová refiere a su mesa (Ezeq 44:16). Los sacerdotes no hubiera dicho esto en tantas palabras, pero Malaquías expone sus actitudes.
Sacrificios Descalificados (1:8-9)
1:8-9 Con cuatro preguntas más el profeta elabora la acusación contra los sacerdotes. ¿No fue mal sacrificar animales ciegos? ¡Por supuesto que si! Deut 15:21 prohibió traer cualquier animal cojo, ciego enfermo o con defectos al altar. Los sacerdotes debían recordar al pueblo de estos reglamentos bíblicos. Su preocupación por la Ley de Moisés no se limite a 4:4. Al contrario, el hecho que en esta sección trata del rito correcto según Levítico muestra su conocimiento de los detalles de los ritos y su preocupación por ellos.
La segunda pregunta en 1:8 es como la primera. Las tercera y cuarta claramente implican que tales ofrendas no serían aceptables al gobernador. El contexto probablemente implica que este gobernador no era Nehemías, sino uno nombrado por los persas quien servía o antes de la llegada de Nehemías o durante su ausencia. Además probablemente los animales no fueron traídos a él como sacrificios, sino como una forma de impuesto. A pesar de su actitud generalmente favorable a los exiliados, los persas no tolerarían irregularidades por parte de sus súbditos.
1:9 En este versículo Dios habla de si mismo en tercera persona. Parece lleno de ironía. Aunque algunos lo toman como una invitación seria a buscar a Dios, la mayoría de traducciones modernas lo entienden como otra manera en que Malaquías acusa a los sacerdotes con pecado. “Ahora si oren por el favor de Dios cuando han hecho tales cosas ¿le agradará? Dice Jehová de los ejércitos”. El punto es que Dios no extenderá su favor cuando se le dan regalos de agradecimiento y suplica porque su descuido fue un insulto. Su papel de mediadores fue destruido por cuasa de sus actitudes.
Actitudes de Desdén (1:10-14)
El tema de estos versículos es sustancialmente lo mismo como él de los versículos anteriores.- el comportamiento de los sacerdotes levíticos no fue aceptable. Dios no aprobó de ellos ni de su trabajo; entonces encontraría otros quienes le servirían de una manera aceptable.
1:10 Dios, de nuevo hablando de si en primera persona, quiso que el templo cesara a funcionar. Mientras no estaba sirviendo como un lugar de reunión entre Dios y el hombre ¿porqué se debían seguir ritos superficiales y decepcionantes? No solamente fueron los sacrificios ineficaces, pero los sacerdotes y el pueblo se estaban engañando al pensar que sus hechos estaban ganando el favor de Dios. Entonces ¿porqué no cerrar las puertas del templo y terminar con lo que para los sacerdotes era simplemente una molestia? El deseo de Jehová actúa como una amenaza. No podía ser más claro que al fin de este versículo: “Yo no tengo complacencia en vosotros… ni de vuestra mano aceptaré ofrenda.”
1:11 “Desde donde el sol nace hasta donde se pone” es una frase que expresa el alcance universal del reino de Dios (Sal 50:1; 113:3, Isa 45:6; 59:19). Dios dijo a sus sacerdotes infieles que tuvo otros quienes en otros lugares y en tiempos más tardes traerían ofrendas aceptables y le darían, con amor y devoción, la adoración que él les exigía (Rom 15:16). La frase “ofrenda limpia” no usa el término normal para pureza de sacrificios, sino indica pureza moral. Baldwin (loc. cit.) ve esto como una referencia al sacrificio de Cristo (Efes 2:11-22). Pero mejor es entender con Lutero que “el sacrificio de los cristianos es limpio, porque ellos mismos son sin falla, porque han sido lavados por la sangre de Cristo” (loc. Cit.).
Los romanos destruyeron el templo en 70 d.C. porque los judíos habían sido rechazados (Mat 21:43; 23:37ss; Hech 13:45ss; 28:24ss; I Tes 2:16). Pero gentiles les reemplazaron como el pueblo de Dios (I Ped 2:9 con Ex 19:5,6). Ya el templo de Jerusalén no será el único santuario legítimo (Deut 12:5-14; I Rey 8:1-13). Más bien él será adorado en todo el mundo. Por supuesto, los cristianos no traemos incienso ni animales de sacrificio al Señor como hacían los del antiguo Israel. Pero Apoc 5:8 nos recuerda que incienso corresponde a oración y Heb 13:15-16 dice que un “sacrificio de alabanza” es “fruto de labios que confiesan su nombre”. Entonces los cristianos somos entre los de que Mal 1:11 habla, los de las naciones lejanas viviendo en el futuro lejano, quienes en el tiempo de Malaquías fueron considerados ser sin esperanza porque no tuvieron ningún contacto con la religión de Jerusalén y sus sacerdotes (I Ped 2:9).
El énfasis en el Nombre de Dios indica su revelación en su palabra, la única manera de traer al hombre a un conocimiento del Señor y su salvación. Este Nombre será grande entre los gentiles (cp. Hech 8:30-39; 10:33-48; 11:20ss; 13:46ss; 15:30-31; 16:14-15, 34).
1:12-13 De nuevo el altar en el templo se llama una mesa (vea 1:7). Los sacerdotes fueron acusados de profanar el nombre de Jehová al declarar que su mesa fue “inmunda” y su comida “despreciable”. La comida fue las ofrendas de cereales y carne que los sacerdotes pusieron allí. Fue verdad que ciertas especies de animales y otros deformados profanaron el altar. Pero fue la responsabilidad de los sacerdotes excluir tales ofrendas inaceptables del altar. Ahora son ellos que se quejan de la profanación. 1:13 trata el mismo tema. Malaquías expresa en palabras los pensamientos de los sacerdotes. Para ellos el servicio santo de Dios devino a ser aburrido, una labor de deber más bien que de amor, un yugo por sus cuellos. Los hombres quienes eran mediadores entre Dios y su pueblo (Ex 28:1, 43), los que enseñaron Israel (Lev 10:11; Deut 33:10; II Cron 15:3), y constituyeron la corte superior (Deut 19:17-19), estuvieron, por su propia decisión profanando su oficio y trayendo vergüenza al nombre de Jehová.
Otra posibilidad es que estaban quejándose que ellos recibieron las sobras de estos sacrificios defectuosos (1:12). Pero ellos habían permitido al pueblo tomar esta actitud de traer lo defectuoso y aún lo robado. La pregunta de 1:13, como las de 1:8, enumera las cosas que hacen los animales inaceptables para sacrificio. “¿Aceptaré yo eso de vuestra mano? dice Jehová.”.
1:14 Dios habló drásticamente pero realisticamente también: “Maldito el que engaña”. El opuesto de “bendito” es “maldito”, y el opuesto de una persona honesta es un engañador. Como dijo el autor de Eclesiastés “Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas” (Ecles 5:5; cp. Sal 76:11). Dios no tolerara tal retroceso. Tal voto de ofrecer era voluntario en agradecimiento si Dios le libere uno (Gen 28:20-22; Num 302; Jon 2:9). Tuvo que ser un macho (Lev 22:19). El engañador que promete un macho y da uno dañado es maldito (Deut 27:15-26). Maldición llevó a muerte (Deut 30:19). La actitud de los sacerdotes no disculpa la práctica del pueblo en traer lo malo para sacrificio.
El es un soberano absoluto. Como tal tiene derecho de exigir lo mejor. Las proclamaciones de los reyes de Persia fueron respetadas (Esd 1:1-4; cp. 5:1-12). Pero las leyes del Rey del Universo fueron rechazadas por sus sacerdotes nombrados y su pueblo adoptivo. Si el pueblo a quienes el escoge le rechaza, escogerá otros.- gentiles, extranjeros.- quienes temerán su santo nombre.
La Reprensión de Jehová (2:1-9)
2:1 Directamente 2:1 muestra que los próximos ocho versículos se dirigen a los sacerdotes. Junto con los reyes y profetas fueron nombrados por Dios para guiar al pueblo. Fueron mediadores entre Dios y su pueblo (Ex 28:1) y enseñaron en Israel (Lev 10:11; Deut 33:10; II Cron 15:3; Mal 2:7). Por esto se exigía fidelidad en sus deberes. Dios exige que prestan atención a sus palabras para que al cumplir sus deberes, dieran honor a su Nombre. En esto habían fallado (1:6ss). Dios les había prometido que sus bendiciones serían las de Dios (Núm 6:23-27). Como rehúsan obedecerle cambiará sus bendiciones en maldiciones.
En su manera repetitiva 2:2 es típicamente hebreo. La frase “decidís de corazón” ocurre dos veces y la palabra “maldecir” tres veces en diferentes formas. La idea de “maldición” se relaciona a 1:14. Las “bendiciones” probablemente son las cosas que últimamente beneficiaron al sacerdocio. Dos de ellas se nombran en 3:11.- cosechas libres de pestes y vides fructíferos. Los levitas vivieron de los diezmos que el pueblo trajo. Cuando la nación como total sufrió de sequía o cualquier otra calamidad, las propinas de los sacerdotes menguaron en proporción.
2:3-6 Jehová reprenderá su sementera. Le prohibirá que crezca, y la sementera, a diferencia de los sacerdotes desobedientes, le obedecerá. Los ganapanes no tendrán nada con que llenar sus barrigas.
Su corrupción llegó al cielo. Ahora Dios echará el estiércol de sus solemnes fiestas a sus caras. “Estiércol” (Peres) fue los desperdicios internos del animal de sacrificio que normalmente fue llevado fuera del campamento. Pero aquí se usa la palabra por primera vez como un insulto grosero a los sacerdotes quienes oficiaron, y entonces tanto ellos como él serían llevados afuera (Isa 66:24) al basural, el lugar correcto por esta gente sucia (Apoc 21:8; 22:15; Mal 3:5).
La palabra “pacto” aparece seis veces en este libro. Las primeras tres (2:4-5, 8) se refieren al pacto de Dios con Leví; luego vienen referencias al “pacto de los padres” (2:10), el pacto de matrimonio (2:14) y el nuevo pacto (3:1). El pacto con Leví debe ser las provisiones de Núm 3:45-48 y 18:21-24, mientras el “pacto de paz” de 2:5 refiere a Núm 25:12 y Fineas el nieto de Aarón. Dios les había llamado a esta posición privilegiada. Pero no eran libres hacer lo que les dio la gana en esta posición (Lev 10:1-3).
Un cambio en el tono de la reprensión viene en 2:4 y continúa hasta 2:8. Empieza una reflexión histórica sobre que era y que debía de ser. Aquel arreglo del pacto con los levitas debía durar sin cambios. Obviamente no estaban cumpliendo sus obligaciones.
La descripción en 2:5-6 de lo que un sacerdote debe ser simplemente no cuadraba con los sacerdotes del tiempo de Malaquías. “Vida y de paz”, “temor”, “verdadera instrucción” y “justicia” debían ser las marcas de los que servían en el templo. Los sacerdotes presentaron el camino a la vida eterna y paz con Dios (Núm 6:26), que el Mesías iba a procurar para el pueblo (Isa 53:5; cp. Isa 26:3-12; 54:10-13). Debían temer a Dios y servirle fielmente. Pensar en perder este don por desden o descuido debía ser inimaginable para ellos y preservar este pacto por cumplir sus deberes debía ser su preocupación diaria (Esd 7:10, 25-28 Isa 8:13; Fil 2:12; I Ped 1:17; I Tim 1:18,19). Temor era filial, el comienzo de la sabiduría (Prov 1:7). Siempre era conciente de la obligación de un ser humano pecaminoso honrado por su Creador y Redentor de ser su siervo. “Delante de mi nombre” significa en vista de su santo Nombre y su revelación (Ex 3:5; 33:20-21; I Rey 8:11; Heb 2:20).
En los tiempos antiguos se encontraron tales características en los sacerdotes. Había la ausencia de falsedad en los labios y el ministerio de volver a muchos de sus pecados. Pero en el tiempo de Malaquías, en vez de volver a los hombres de pecado, los sacerdotes, por sus palabras y hechos, les estaban volviendo a pecado (2:8). No se puede entender como los que debían pararse para la justicia en realidad practicaron y promocionaron el pecado. ¡Cómo el mundo incrédulo se deleite en este espectáculo! Heb 13:7 y Stg 3:1 ambos se dirigen a este tema. Dice el segundo “no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación”.
“Ley” (2:6) indica instrucción o enseñanza (Prov 1:8; 13:14), especialmente la dada por Dios en su palabra (Isa 1:10; 2:3; 8:20). “De verdad” la palabra de Dios (Sal 119:43, 142, 151; Jn 17:17; II Cor 6:7). Su responsabilidad era enseñar la verdad de la palabra de Dios y nada más. “Iniquidad” indica desviación aquí de la verdad de la palabra de Dios. Andaban en paz y rectitud. Así ayudaron a muchos a evitar iniquidad y seguir en el camino recto.
Por 2:4-6 se habla de Leví en términos ideales. Lo poco que sabemos de él no está tan favorable. La profecía de él por Jacob en Gén 49:5-7 nos indica algo de lo que Jacob sintió. Más positivo es la bendición de Moisés en Deut 33:8-11. Malaquías habla en estos términos aquí. Sin duda había muchos quienes hicieron su trabajo concienzudamente y con el temor y devoción requeridos.
2:7-8 2:7 empieza con el conjunto “porque” (ki). Lo que los sacerdotes debían hacer (2:7) se contraste con lo que habían hecho en realidad (2:8). Los sacerdotes fueron los guardianes del conocimiento, los que preservaron y promocionaron la erudición. Pero los que quisieron beber de sus posos los encontraron o secos o envenenados. “Conocimiento”, como en Prov 1:4; 2:6; Jer 22:16; Os 4:6 era el conocimiento de Dios, su palabra y voluntad tal como solamente Dios puede dar (Sal 94:10; Prov 2:6). Tal conocimiento debe ser guardado por los labios de los sacerdotes como un tesoro. Como maestro nombrado por Dios debe enseñar la palabra de Dios y nada más. Fueron mensajeros de Dios, un honor que ni ellos ni el pueblo debían olvidar.
Pero los sacerdotes del tiempo de Malaquías no cumplieron con todo esto. Jehová presenta tres cargas en su contra. Han sido infieles a si mismos. A propósito han desviado del camino de la salvación. Han causado al pueblo a tropezar en la Ley. Negligencia en aplicar la Ley de Dios y parcialidad en su administración llevará a menosprecio por la Ley, a más transgresiones y a más amplia alcance de práctuicas ilegales.
Los sacerdotes han corrompido el pacto de Leví. Han roto el pacto en rebelión contra Jehová. Así se han expuesto a las maldiciones del pacto, porque Dios no tolerará tal comportamiento (Ex 21:23ss; Lev 24:20).
En vez de encaminar a los hombres los sacerdotes hicieron lo opuesto; les desviaron a los hombres del camino. Tal irresponsabilidad violó el pacto de Leví. Pecados de omisión se incrementaron por pecados de comisión. Malaquías lo hizo claro que Dios no podía tolerar la situación más. Tener un ministro mal preparado, un pastor incompetente, un asalariado para un pastor fue suficientemente malo, pero aún fue tener un engañador, un tramposo, un lobo vestido de oveja, para dirigente.
2:9 El veredicto vino. Como 2:3 la sentencia sobre los sacerdotes involucró vergüenza y humillación. Como han despreciado a Jehovél también les hará viles y bajos, de mala reputación entre la nación La parte lamentable fue que todos los sacerdotes fueron pintados con el mismo broche, aunque seguro que había algunos concienzudos entre ellos. Otro rastro de la acusación viene al fin de este versículo, los ofensores habían mostrado parcialidad en asuntos de la ley.
Así termina la sección acusando los sacerdotes levitas de varios delitos y fallas. De estos blancos específicos de su ira, Dios luego se dirigió al pueblo en general.
IV Disputa Acerca de Israel Rompiendo el Pacto (2:10-16)
La Infidelidad del Pueblo (2:10-16)
El resto de capítulo 2 trata de los mismos males sociales a que Esdras y Nehemías se dirigieron: el problema de matrimonios mixtos con incrédulos y los divorcios subsiguientes (Esd 9:2; Neh 13:2, 28). Mano a mano con este pecado fue cierta avenencia de la verdadera religión. En realidad la interpretación de 2:11b se enfoca en este problema. “Hija de dios extraño” puede significar que literalmente se casaron con extranjeras o que adoptaron todo o parte de una religión pagana: Oseas muchas veces mezclaba las ideas de idolatría y adulterio, o matrimonios mixtos físicos y espirituales. Quizás Malaquías trataba de ambos puntos por sus comentarios ambiguos a propósito en esta sección.
2:10-12 Esta sección del libro empieza con un dicho introductoria (2:10). Algunos han pensado que es un dicho del pueblo favoreciendo los matrimonios con extranjeras a base de que todos tenemos un solo padre; pero Dios no ve las cosas así: extranjeras son hijas “de un dios extraño” (2:11) y como tales reflejan el carácter de su padre. No amaron ni sirvieron a Jehová sino dieron el honor que él reclama como su derecho exclusivo (Isa 42:8; 48:11; Ex 20:3ss) a sus dioses falsos.
El pasaje se dirige, por supuesto, al pueblo de Israel, no a los moabitas, tirios, filisteos, arameos u otros con quienes los matrimonios se habían realizados. El RV usa “padre” con minúsculo. Como el hebreo no hace distinciones en nombres propios los traductores deben decidir si “padre” se refiere a Dios o a Abraham.
Cualquier que sea, el punto está claro: “nosotros los judíos debemos co-operar, trabajar en armonía, y casarnos dentro de nuestro propio pueblo”. Ellos mismos hablan de profanar “el pacto de nuestros padres” (2:10). Este no era un pacto universal sino uno con una nación particular escogida por Dios de ser un tesoro especial para él (Gen 12:1-3; Ex 19:5; Deut 4:32-38). En este pacto, aceptado por Israel (Ex 19:8; 24:3-8) Jehová adoptó esta nación como suya, reconociendo a los israelitas como sus hijos (Ex 4:22; Isa 63:16; 64:8Jer 31:9; Os 1:10). Probablemente esto es el significado de la frase “¿No nos ha creado un mismo Dios?” (2:10). Es un hecho creativo por lo cual él acepta a seres humanos, nacidos en pecado y por naturaleza sus enemigos, como sus hijos y se declara ser su Padre (Ex 4:22,23; Deut 14:1; 32:6; Jer 3:19; Mal 1:6; Rom 8:14-17, 29; Gal 3:26,27; 4:4,5) Si esto es verdad tiene implicaciones para el comportamiento del pueblo entre si.
Las implicaciones de “nos portamos deslealmente el uno contra el otro” probablemente son más amplias que el asunto de divorcio. Todas las traiciones, desde la más pequeña falta de amabilidad hasta la injusticia más grande, merecen la desaprobación de Dios. No son simplemente faltas de amor entre los hombres, sino unas profanaciones del pacto establecido por Jehová con ellos. Además no fue hecho por paganos, sino por la nación que Jehová había honrado, Judá (2:11), establecido para su alabanza (Gen 29:35). Israel (Gen 32:28), fue el nombre honorable de los doce tribus. Jerusalén fue la ciudad escogida por Dios para su habitación (Sal 132:13ss). Estas entidades habían “cometido abominación”, un término usado a describir idolatría e inmoralidad paganas (Ex 8:26; Lev 18:26; 20:13).
“El santuario de Jehová que él amó” (2:11) puede referirse al Templo, o quizás a “la santidad de Jehová” (RV 1909). Israel, a quien Dios amó (Mal 1:1) fue dado el privilegio de ser una nación santa (Ex 19:6), un pueblo santo (Deut 7:6; 14:2), santidad (Jer 2:3), un santuario (Sal 114:2), una semiente santa en que la santidad de su Padre se debía reflejar Ahora Judá fue culpable de profanar esta santidad, de bajarse al nivel del reto de la humanidad. Así se muestra la iniquidad del pecado de Judá. Ahora se le nombra. Era algo que parecía al pueblo algo indiferente: matrimonio con mujeres paganas. Tales matrimonios fueron prohibidos primeramente por el peligro de seducción a la idolatría (EX 34:11-16; Deut 7:1-4; cp. I Rey 11:1-11; Esd 9:1ss; Neh 13:23-31)
La mezcla de las ideas de matrimonios mixtos y prostitución del santuario no es desemejante a lo que Pablo dijo en II Cor 6:14-16. No distinguir entre mujeres israelitas y mujeres paganas- o entre esposas cristianas e incrédulas.- es negar la diferencia entre el Dios de la Biblia y las deidades paganas. Malaquías dijo que no habría excepciones a la regla: matrimonios mixtos significaron excomulgación (2:12).
“Al que vela y al que responde” (2:12); “al que da testimonio y al que responde” (RV 1989) parece ser un proverbio expresando opuestos y así incluir una totalidad. “Al que ofrece ofrenda” se usa en Malaquías a referirse a los sacerdotes (1:6,7; 3:3). Hay una amenaza de total destrucción de la nación del pacto (Ex 19-40; Lev 26:12; Deut 4:5-8). Toda la nación será cortada de sus moradas.
2:13 Parece que el pueblo mostró mucha tristeza sobre su esterilidad espiritual. Como la gente no sacerdotal podían estar en una posición de llorar sobre el altar no es tan seguro, pero como el uso de las frases es hipérbole, entonces no se nos debe sorprender al encontrar expresiones figurativas en el resto del versículo. La tristeza del pueblo, sin embargo, fue por razones equivocadas; debían de lamentar sus pecados más bien que su falta de aceptación divina y su consecuente bendición.
“Pero aún hacías más” (RV 1995), o sea un segundo pecado. De nuevo lo nombra solamente después de indicar su maldad y sus consecuencias. Están inundando el altar de Jehová con sus lágrimas porque Dios no les estaba bendiciendo. El rehusó contestar sus ofrendas con bendiciones (Isa 1:10-15; 58:2-7). No son lágrimas de arrepentimiento por sus pecados sino la malcriadez de niños que lloran porque no reciben lo que quieren pero no quieren amar u obedecer a su padre.
2:14 Podemos considerar el “¿Por qué?” como otra pregunta retórica de Malaquías. Habiendo puesto la pregunta en sus bocas, el profeta procedió a contestarla. La referencia a “la mujer de tu juventud” aquí sugiere que los hombres estaban divorciando a sus esposas envejecidas a favor de mujeres más jóvenes.
Dios fue un testigo de sus votos matrimoniales. Matrimonio debía ser de por vida (Gen 2:24), pero ellos no lo respetaron. La mujer es la compañera del hombre que se había unido a él. Pero los hombres, en vez de seguir en una relación amorosa con sus esposas, estaban repudiándoles, y esto a pesar de sus obligaciones solemnes en que se habían entrado delante de Dios. Ella es “la mujer de tu pacto”. Esto puede referirse al pacto de matrimonio, o puede indicar que las mujeres también eran parte del pueblo de Dios en pacto con él. Como tales tenían la promesa de la simiente de la mujer (Gen 3:15; 12:3; 18:18; Jer 23:5,6). Pero los hombres fueron traidores del pacto por divorciar a sus esposas judías y casarse con mujeres extranjeras y paganas.
2:15 Este es el versículo más difícil del libro. Lutero lo entendió ser otra excusa de los judíos. Según él ellos arguyeron que Abraham había tomado a una mujer extranjera, Hagar (Gén 16:3). ¿Por qué sus hijos no pueden hacer lo mismo? Abraham había repudiado a Hagar (Gén 21:7-14) ¿Por qué los judíos no podían hacer la misma cosa? Pero Dios muestra que su argumento no es válido. Lutero lo aplica de manera práctica, diciendo: “es desastroso seguir todos los hechos de los padres sin un llamamiento divino, y igualmente dañino enseñar tal práctica. Uno más bien debe imitar su fe y su obediencia a la palabra de Dios. Debemos observar lo que Dios nos ha mandado hacer, no lo que otra persona hace.” (loc. cit.)
Este hombre solitario por tantos años tuvo “abundancia de espíritu”, era un hombre espiritual, tuvo una fe poderosa, una confianza firme y obediencia sin cuestionar a la voluntad de Dios (Rom 4:16-22; Heb 11:8-19). No se casó con una extranjera por deseo carnal, sino a sugerencia de su esposa (Gén 16:1-3), porque buscó “una descendencia para Dios” prometido a él por Jehová. Además no le repudió a Hagar por odio sino porque su hijo, Ismael estaba burlándose de Isaac, la verdadera semiente de Dios (Gén 21:9; Gal 4:29).
Otra interpretación toma el “uno” a referirse a Adán. Entonces el versículo a la primera pareja (Gén 2:24). En efecto dice que Dios hizo matrimonio monógamo y es su intensión que tales uniones duren. Solamente en tales matrimonios se puede esperar que se desarrolla una “descendencia para Dios” cuando los hijos aprenden y practican piedad (Ex 20:12; Deut 11:19). Aparentemente los israelitas no solamente estuvieran casándose con mujeres extranjeras, sino también se estaban divorciando de sus esposas israelitas para hacer esto. Entonces fueron culpables de dos pecados.- divorcio y matrimonios mixtos con extranjeras.
2.16 Dios brevemente dio su veredicto. El “ha dicho que él aborrece el repudio”. Muchos hoy en día acusarían a Malaquías de tener un punto de vista rígido en cuanto al matrimonio y el divorcio. Pero el pacto hecho entre un hombre y una mujer se debe tomar con total seriedad. “Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” fue la manera de Jesús de decirlo (Mat 19:6; Mar 10:9). Ni aún el hombre quien es parte de esta unión puede hacer tal separación.
Versículo 16 presenta algunas dificultades. El hebreo está muy breve y se tiene que suplir varias palabras en cualquier traducción para que se le pueda leer. Si Dios se refiere a dos pecados distintos aquí no está claro. Puede ser que el repudio y la iniquidad son la misma cosa. Un hombre puede, como Malaquías sugirió vívidamente, usar iniquidad como un vestido. O posiblemente divorcio mancha el vestido marcándole al hombre como pecaminoso. “Iniquidad” es la misma palabra usado para lo que llevó al Diluvio (Gén 6:11, 13). Las últimos dos imperativos del versículo son idénticos con el fin de 2:15.
V Disputa Acerca de la Justicia de Dios (2:17-3:5)
El Mensajero Venidero de Dios (2:17-3:5)
2:17 El pueblo han logrado cansar a Dios por sus actitudes. Está a punto de retirar sus bendiciones prometidas a un pueblo amoroso, piadoso y obediente (Lev 26:3-13; Deut 28:2-14), a punto de traer las maldiciones pronunciadas contra ellos si rehusaran hacer su voluntad (Lev 26:14-38; Deut 28:15-68). Cegados por su auto-justicia, preguntan “¿en qué te hemos cansado?” No pueden ver la razón detrás de la actitud de Dios. Ellos se consideraron bienes y cumplidos en sus actividades religiosas.
Dios condesciende en responderles de nuevo. Les recuerda que le habían acusado de ser culpable de la misma perversidad que él había condenado (Isa 5:20), de considerar a los malos ser buenos y agradables a Dios. Cuando reempieza a negar la depravación total del hombre se pierde el sentido de la gracia libre de Dios. Entonces empezamos a acusarle a Dios de injusticia. Incredulidad aún entre gente religiosa es un pecado grave.
El versículo introduce capítulo 3. Su última pregunta, “¿dónde está el Dios de justicia?” señala los abusos relacionados con la adoración y el divorcio. Estos tienen sus raíces en corazones destituidos del temor de Dios, y se colman en incredulidad en la justicia de Dios Todopoderoso y su gobierno moral del mundo. Dios mismo contestará su pregunta, porque 3:1 dice “vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis” y 3:5 “vendré a vosotros para juicio”.
La primera pregunta en 2:17 es “¿En qué le hemos cansado?” a Dios. A esta el profeta respondió de la manera ya conocida. Dios estaba cansado de hipocracía, moralidad al revés, ceguera espiritual y dureza.
3:1 Dios todavía les habla en gracia. Su mensajero viene a preparar el camino (Isa 40:3) antes de que venga Jehová mismo en juicio. La preparación del camino consiste en quitar todo tropiezo (Isa 57:14) porque el Alto y Sublime habita con el quebrantado y humilde de espíritu (Isa 57:15). Toda auto-justicia y dependencia orgullosa de su propia bondad, toda incredulidad y duda se debe quitar.
Esto es una obra imposible al hombre (Jer 17:9; 31:18). Pero Jehová mandará a su mensajero a preparar el camino delante del Señor por su mensaje. Juan el Bautista es este mensajero, el segundo Elías (3:23; Luc 1: 16,17; Mat 11:12-15).
Este versículo se cita en el N.T. Mateo (11:10), Marcos (1:2) y Lucas (7.27) incluyen la primera mitad. Todos lo refieren a Juan el Bautista. Así el N.T. determina la identidad de él que se llama “Mi mensajero”. Es el precursor del Cristo, Juan el hijo de Zacarías y Elizabet. El Señor que le sigue es Jesucristo, el Hijo de Dios. “Súbitamente” no indica inmediatez. Se le usa a indicar algo inesperado. El uso de la palabra “Señor” (Adon) más bien que Jehová señala esto (cp Hech 2:36; I Cor 12:3; Fil 2:11). Habla de alguien con autoridad y quien merece respeto (Sal 110:1; Mat 22:42-45). Noten también que el “mi” establece una identificación significante entre la Primera y la Segunda Persona de la Trinidad (Ex 23:20,21; Jn 10:30; 14:9ss). Cuando el Señor viene, Jehová viene. Cristo vino al templo, primero como bebe para ser dedicado, luego anualmente para las fiestas. Notablemente vino durante la última semana de su vida.
Todavía viene a su templo (I Cor 3:9-17; II Cor 6:16ss; Efes 2:19ss; I Ped 2:4,5; Heb 12:22ss).
La frase “a quien deseáis vosotros” es interesante. Durante el periodo del A.T. siempre había un remanente piadoso que anhelaba la llegada de la semiente de la mujer (Gén 4:1; 5:29; 15:1-6; 49:18; I Sam 2:10; Sal 14:7; Isa 9:6,7). Pero aquí Jehová se dirige a un pueblo auto-suficiente. Aún en su pecado, sugiere 2:17, el pueblo anhelaba la liberación por medio del Mesías. Amós también conocía gente en su día que “deseaban” el Día de Jehová; pero les dijo directamente que el Día de Jehová sería “de tinieblas y no de luz” (Amós 5:19-20). Así también Malaquías preguntó en 3:2 “¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida?” El Mesías por venir traería juicio, o sea vindicación y exoneración para los justos pero condenación y castigo para los malos. Como la mayoría de los profetas del A.T., Malaquías en su cuadro del Mesías por venir mezcló los dos advenimientos. Entonces, mientras el nacimiento y ministerio terrenal de Cristo se ven en 3:1, ya tenemos el Juez regresando en 3:2. Se podría decir que los últimos días empezaron con Belén y continúan durante el presente periodo a culminarse en el estado eterno. El Día de Jehová es cualquier día en que Dios entra en la historia a hacer una obra especial, sea de juicio o salvación. Este pasaje habla de purificación y juicio.
3:2-4 Malaquías siguió su uso de preguntas retóricas al preguntar de dos maneras “¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste?” (3:2). Jehová, el Dios de gracia y misericordia, también es el Dios de verdad. Cumple sus amenazas tanto como sus promesas. Para los que rechazan su gracia no hay más misericordia (Sof 1:18; Heb 10:27). Viene a purificar, pero esta purificación consumirá toda la impureza y sucio. Pero él les limpiará también. Les dará un nuevo corazón y pondrá su Espíritu dentro de ellos (Ezeq 36:26, 37; Jer 31:33,34).
El juicio de Cristo, una función de su segundo advenimiento, se compare a dos agentes purificadores: fuego para metales y jabón para ropa. Tal como estos quitan impurezas, él purificará los levitas de los últimos tiempos para que brillen y duren como “plata y oro” (3:3). Como resultado de este proceso Dios tendrá un sacerdocio aprobado y aceptado para realizar el ministerio sagrado de un espíritu correcto. El sacerdocio había seducido al pueblo (1:6-11; 2:1-9). Después de su purificación de nuevo serán los instrumentos de Dios en volver a muchos de iniquidad (2:6). Así sus sacrificios serán ofrendas en justicia cumpliendo todo requisito de Jehová. No serán ofensivos a él (1:6-10, 14; Isa 1:10ss; Amós 5:21,22).
3:4, por supuesto, no significa que descendientes de Leví y Aarón funcionarán en un templo en el tiempo del N.T. Mas bien es simbólico de una iglesia limpiada y santificada (Vea I Ped 2:5, 9; Apoc 1:6; 5:10; 20:6). La razón lógica y teológicamente más sana para la abolición del sistema de sacrificios se encuentra en Heb 9:23-10:14. Creyentes en el tiempo de nuevo pacto ofrecemos sacrificios aceptables a Dios (Fil 4:18; Rom 12:1,2; Heb 13:15,16).
3:5 Este versículo es totalmente juicio. Dios simplemente dijo que en ese tiempo rápidamente traerá a juicio todas clases de malhechores. “Hechiceros” es una categoría que incluye los que practican el ocultismo (Ex 7:11; 22:17; Deut 18:10; II Cron 33:6; Miq 5:11). “Adúlteros” incluye cualquier salida del patrón de vida familiar ordenado por Dios (Ex 20:14; Ose 3:1; 4:13,14). Luego vienen los que “juran mentira”. Esto incluye todo desde “mentiras piadosas” a perjurio en la corte (Lev 5:4; 19:12; Jer 5:2; Zac 5:4; 8:17). La acusación contra los opresores de viudas y huérfanos refleja el interés de Malaquías en justicia social (Deut 24:14; Prov 18:5; Amós 4:1; 5:12; Zac 7:10). La raíz de todos estos pecados es la falta del temor de Jehová. Contra tales cosas Jehová será un “pronto testigo”. El sabe todo (Sal 90:8; Jer 32:19), y pronunciará y ejecutará su juicio contra estos hacedores de iniquidad. (Vea Rom 13:13,14; I Cor 6:9ss; Gal 5:19ss para pecados parecidos en el N.T.)
Capítulo 2 concentró en preocupaciones de la liturgia. Pero, como todos los verdaderos ministros de Dios, Malaquías no podía divorciar responsabilidades hacia Dios de las hacia los hombres. El número de leyes en el Pentateuco y en otras partes para la protección de extranjeros, sugiere que debía ser común o fácil explotar a los extranjeros entre los israelitas. Hospitalidad fue un requisito, ruptura de la cual vendría bajo la rubrica de privar a los fórranos. Todos los ofensores en la lista de 3:5 se categorizan como los que no tienen “temor de mi”. Su pecado testificó a la ausencia lamentable de aquel temor piadoso que es “el comienzo de conocimiento” (Prov 1:7).
VI Disputa Acerca de Arrepentimiento 3:6-12
El Robo y las Riquezas de Dios
Negligencia del Diezmo (3:6-9)
3:6-7 Estos versículos proveen una transición entre las secciones anteriores y la que sigue. Primero hay una declaración de la inmutabilidad de Dios (3:6; Ex 3:15). El no cambia (Deut 33:27; Prov 8:22ss; Sal 90:1,2; 102:26,27; Isa 40:28; 43:13; 57:15; Jer 10:10). No puede satisfacerse con nada menos que santidad perfecta (Lev 11:44,45; 20:7, 26; Deut 7:6). Por esto será un “pronto testigo” contra transgresores de su Ley. Pero esta santidad y justicia no cambio su gracia y misericordia, que tampoco cambian. Por esto inmutabilidad es el atributo que últimamente preserva la nación de destrucción. Dios cumple sus promesas a los patriarcas. Sabe que esta mala generación pasará y que una que tema a Dios todavía devendrá a heredar las promesas. Pero en todo esto brilla su gracia. El pueblo se llama “hijos de Jacob” porque eran como su padre (Gén 27:1-36; Mal 1:14; 2:10-16). Jacob no había ganado ningún merito para ellos. El fue escogido por gracia aún antes de su nacimiento (Gén 25:23; 27:28,29; 28:3,4, 12ss; 32:26,27; 35:10ss). Jehová por sufrimientos, dolores y dificultades, había enseñado a Jacob a reconocer su propia maldad e indignidad y a depender por completo en la gracia y misericordia no merecidas de Dios (Gén 32:9ss; 48:15,16, 21; 49:10ss, 18, 29-33). Así los hijos de Jacob, pasando por pruebas y el juicio del Dios santo, no serán consumidos. El Dios quien castigo es el Dios de gracia quien no cambia.
Luego Dios explicó porque no contestó las oraciones del pueblo: “os habéis apartado de mis leyes” (3:7). La palabra “leyes” indica una costumbre claramente definida, estatuto o ley. Se le usa de decretos divinos que no cambian en sus exigencias (Ex 12:24; 18:16; Deut 4:5, 8, 14; Jer 3:36). Jehová muestra a los judíos la verdad que hubieran merecido ser consumidos por su ira si no hubiera sido por su gracia que no cambia. Toda la historia de Israel es el registro de la recurrente salida de y rebelión contra las “leyes” de Dios Sus leyes y reglamentos inmutables para su pueblo del pacto rotas por ellos solamente cuarenta días después de su proclamación solemne (Ex 24:18; 32:1-9, 15-19; cp. Deut 9:6-24; 31:27-29; Jueces, Samuel y Reyes). Merecían ser rechazados como los que habían roto el pacto,
Pero aún ahora Dios no está dispuesto a abandonar a su pueblo. Dios todavía se compromete a prestar atención a los que le buscan con sinceridad (Jer 29:3). La invitación a volver, que también se podría traducir “arrepentirse” o “convertirse”, se encontró con una pregunta cínica: “¿En qué hemos de volvernos?”. Su cinismo muestra su orgullo espiritual. Algunos piensan que Malaquías no respondió a esta pregunta, todo su libro y ministerio básicamente era uno de avisar al pueblo como reconciliarse con Dios. Pero otros ven la siguiente pregunta como la respuesta de Dios para mostrarles su pecado.
3:8 Uno que rechaza pagar impuestos puede ser sancionado por las autoridades. Pero aquí hay una nación entera robando no simplemente el gobierno, sino a Dios mismo. Diezmar (siendo responsable fiscalmente delante de Dios) se introduce por la pregunta directa “¿Robará el hombre a Dios?” Robar significa no solamente llevar lo que no es suyo, pero también guardar por si mismo lo que pertenece a otro. En este caso la décima parte de los ingresos de un hombre se debía a Dios (Lev 27:30-33; Núm 18:21-28; Deut 12:5-18; 14:22-29; 26:12-14; vea II Cron 31:5, 12, 19; Neh 12:44; Mat 23:23); falla en pagar aquel deuda equivalía a robo (Vean Ananías y Safira en Hech 5:1-11).
La décima parte de todos los productos tanto como de rebaños y bueyes pertenecía al Señor y fue asignada por él a los levitas por su servicio (Nún 18:21, 24). Dar diezmos y ofrendas fue la evidencia de su amor y gratitud al Dador de todos los dones buenos y perfectos.
Puede ser que la desobediencia del pueblo movía a parte de las quejas por parte de los sacerdotes a que Malaquías se refería antes. Nehemías trató el mismo problema (Neh 10:32-39; 13:10). Si Malaquías viniera antes de los eventos de Neh 13, quizás sus palabras en 3:8 fueron escuchadas.
3:9 Que Dios condenó toda la nación sugiere que este “robo” fue un abuso común de su generosidad. Ya Dios ha pronunciado y mandado su maldición sobre esta nación ingrata de ladrones que no solamente violaron los derechos de sus conciudadanos (2:10,11) pero también de manera sinvergüenza robaron a su Dios. La mayoría de iglesias todavía fallan frente esta acusación: sus presupuestos generalmente ni se acercan al diez por ciento de los ingresos de sus miembros.
La Promesa de Bendición (3:10-12)
3:10 El remedio para Israel fue simplemente empezar a hacer lo que era correcto.- traer todo el diezmo al almacén. El templo servía como un almacén para los productos que los Israelitas trajeron (II Cron 31:11ss; Neh 10:38,39; 12:44; 13:12). Los levitas entonces los distribuyeron para sacrificios, para sus propias necesidades domésticas, y para cualesquier emergencias que surgieron. Diezmar en almacenes tiene una base sólido en este versículo. Cualquier caridad o regalos a amigos cristianos debe ser en adición al 10% básico exigido por Dios. El apóstol Pablo instruyó a los creyentes del N.T. sobre la necesidad de separar regular y proporcionalmente apoyo para la obra de Dios (I Cor 16:1-2). Además el diezmo del A.T. no es el límite. Se anima a los cristianos a abundar también en esta gracia de dar (II Cor 8:7), recordando que deben todo a él que por causa de ellos “se despojó a si mismo” (Fil 2:7; cp. II Cor 8:9).
En la última parte de 3:10 Dios ofreció a su pueblo el desafío de probarle. Por esta oferta virtualmente les garantía un regreso directo y abundante por su inversión. El abrirá “las ventanas de los cielos” (Gén 7:11; 8:2; II Rey 7:2, 19; Isa 24:18) y mandará un diluvio de bendiciones. Su almacén de bendiciones no tuvo límites; entonces la única restricción en cuanto a recibirlo sería su habilidad de contener o usarlo (Gén 41:49; Os 2:21,22).
3:11-12 Desde un dicho general acerca de bendición, Malaquías luego especificó que forma aquella bendición podía tomar. Las maldiciones serían puesto al revés (3:11). Reprensión es con el propósito de voltearle o prevenirle de hacer daño (Sal 9:5; 68:30). El “devorador”, del verbo “comer”, aquí es la langosta (Joel 1:4) Como estaba tratando de una sociedad agraria, las “bendiciones” tuvieron que ver con cosechas. Entonces, como siempre es el caso, había un propósito para la bendición (3:12). No simplemente el pueblo de Dios sería cómodo, sano y feliz, pero por causa de esto el nombre de Jehová sería honrado. Ellos serían una tierra deseada, a que las naciones alrededor vendrían a compartir las bendiciones (Isa 2:3,4; Jer 3:17; Mat 5:16). Cualquier bien que nos ocurre se debe cambiar en un testimonio a la bondad de nuestro Dios. Entonces los incrédulos notarán nuestra bendición y serán atraídos a nuestro Dios.
VII Disputa Acerca de Palabras Duras en Cuanto a Dios 3:13-4:3
Los Siervos de Dios (3:13-18)
Los Infieles (3:13-15)
3:13-14 De nuevo, y por última vez, Malaquías abre con un dicho acerca de lo que el pueblo decía, seguido por una pregunta en que implicaron que la acusación no tuvo base. El tercer elemento (3:14) entonces sigue: una elaboración y explicación de la acusación. El pecado esencialmente tuvo que ver con la falta de confianza en Dios. Por insinuación, si no por dicho directo, a Dios se le representó como injusto y el guardar la ley como un ejercicio inútil. Usaron palabras duras al hablar de Dios entre si. Su lenguaje era ofensivo. Pero ellos rechazan la acusación. Entonces Dios cita sus palabras.
El servicio de Dios es en vano. El exige tanto y da tan poco en cambio. ¿De qué servía su aflicción delante de Dios? (Isa 3:24; 15:3Luc 10:13;18:12). No habían recibido nada en cambio. Al contrario, los que no tomaron en cuenta la Ley de Dios prosperaron (Sal 73). Los que tientan/ prueban a Dios así se escapan del castigo. Pero cuando los judíos “prueban” a Dios como él les pidió (3:10) no reciben bendiciones. Repiten su acusación blasfema de 2:17. Las exhortaciones repetidas de Dios, sus promesas tanto como sus amenazas, han caído sobre oídos sordos y corazones incrédulos e impenitentes.
3:15 Este versículo hace de nuevo la pregunta eternal tan prominente en el libro de Job: ¿Por qué los malos prosperan y los justos sufren? Malaquías no contesta la queja inmediatamente.
Los Fieles (3:16-18)
3:16 En este versículo Malaquías muestra a Dios como escuchando a los que le temen. Como en el tiempo de Acab había un remanente de 7,000 (I Rey 19:18), así también en el tiempo de Malaquías había creyentes que amaban y temían a Dios. Dios nunca se deja sin un remanente (Rom 11). En un tiempo de maldad e hipocracía ellos hablaban entre si para animarse y amonestarse (Hech 2:42; Efes 6:18ss; Heb 10:24,25).
Lo que estaban diciendo, no sabemos, pero podemos suponer que fue una expresión de amor y adoración. Jehová mostró interés en sus conversaciones. Les “escuchó” y “oyó”. Entonces viene el dicho notable “fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová” (Esd 4:15; 6:1,2; Est 2:23; 6:1). La idea de Dios manteniendo archivos escritos aparece de vez en cuando en el A.T. (cp. Ex 32:32; Sal 69:28; Isa 4:3; Ezeq 13:9; Dan 7:10; 12:1). Aquí se les a asegura a los fieles que Dios nunca les olvidará ni ellos ni sus buenas obras (Mat 25:35ss; Apoc 14:13). El N.T, lo menciona muchas veces, especialmente en Apocalipsis (cp. Luc 10:20; Fil 4:3; Heb 12:23; Apoc 3:5; 13:8; 17:8; 20:12, 15; 21: 27). Quizás la expresión más bella de la idea está en Isaías 49:16: “He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida”.
Este registro era de “los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre”, o sea los que le reverencian a él y la revelación que hace de si en su palabra (1:6).
3:17-18 3:17 dice dos cosas acerca del pueblo de Dios. Serán su “especial tesoro” (cp. Ex 19:5,6) y los perdonará. Su “especial tesoro” es su propiedad privada y exclusiva (Deut 7:6; 14:1,2; 26:18; Sal 135:4; I Cron 29:3). De ellos tendrá compasión (Ex 2:6; Joel 2:18). Este promesa se refiere particularmente al periodo del Nuevo Testamento, y en plenitud a la vida por venir (Mat 10:32; 25:31-40; Luc 18:29; I Jn 3:2; Apoc 3:5, 12, 21). En aquel Día cuando todos los males sean rectificados y toda maldad castigada, será claro de nuevo que Dios juzga justamente y que hace una distinción entre los que le sirven y los que no (3:18)
El Día de Jehová (4:1-3)
4:1 El tema escatológico del Día de Jehová es prominente en los profetas del A.T. También aparece en el N.T. (Mat 24:3-25:46; Rom 2:5; II Ped 3:10; Apoc 16:14). Sigue hasta la segunda mitad de este versículo solemne en que Malaquías reprendió y advirtió: El cuadro de esto en 4:1 es cosmológico. Fuego será el agente de destrucción en aquel día tal como fue el agua en el día de Noé.
“Porque” da la razón de 3:18. “He aquí” Jehová de los Ejércitos, el gobernador del universo y el Dios en pacto con Israel, cuyas amenazas serán tan cumplidas que sus promesas (Núm 23:19; Sal 33:9, 11) llama la atención del pueblo, los justos y los malos, al Día por venir, el Día del final y eterno juicio (Isa 13:9; Jer 47:4; 50:27; Joel 2:31; Sof 1:14).
La palabra para “soberbios” (Zed) es relativamente rara, ocurriendo en los profetas solamente una vez en Isaías (13:11) y una vez en Jeremías (43:2). Pero Malaquías la utilizó también en 3:15. Entonces aquellos “benditos” soberbios de la referencia anterior ahora estarán quemados como “estopa”. (Estopa es la parte de los cereales que no se puede usar, dura solamente segundos cuando se le echa el un horno de fuego Mat 6:30.) La idea de ser quemado como castigo final es prominente en la Biblia (Isa 66:24; Mat 25:41; Mar 9:43,44; Apoc 20:9-15).
“Ni raíz ni rama” (cp. Os 8:7; 9:16). Amós 2:9 usa la misma figura para destrucción.- raíces abajo y ramas encima. La mención de raíces indica la total terminación de crecimiento. Tal como con las dos extremidades de una planta, todos los malos.- sin excepción.- serán destruidos. Este juicio empieza con la muerte, pero será manifiesto a todos en el Día final.
Necesitamos decir que el resto de la Biblia, y especialmente el N.T., mientras habla de destrucción, da a entender que es eterna. Los malos no serán destruidos en un instante, sino sufrirán los dolores del infierno para siempre.
4:2-3 El fin de los malos se describió en 4:1. 4:2 se enfoca en el futuro bendito de los justos. Los que teman el Nombre de Jehová son aquellos quienes respetan la revelación que Dios hace de si mismo en su Palabra (3:16). Sin falla Jehová cumplirá sus promesas a sus hijos. Todas sus promesas descansan sobre la primera promesa dada a la humanidad caída en Gén 3:15.
“Sol” lleva mayúscula en RV 1960. Esto sostiene la idea que la figura es mesiánica. Sin embargo, el N.T. nunca usa esta figura. Balaam le había llamado un estrella (Núm 24:17) e Isaías una gran luz (Isa 9:6) y una luz a los gentiles (Isa 42:6; 49:6). Como el “Sol” es el grande luz a gobernar el día del N.T. (Gén 1:16). Es él quien da luz (Jn 1; 8).
El “Sol de Justicia” nos hace recordar que es “Jehová nuestra Justicia” (Jer 23:6). En él justicia es personificada, no solamente por su propia justicia (Isa 53:9, 11; Jer 23:5), pero también por la justicia vicaria que él ganó al cumplir la Ley como nuestro sustituto (Gal 4:4,5). Se llevó sobre si, no solamente la pena por nuestro pecado (Isa 53:5,7), pero también la culpa e iniquidad de todos nosotros (Isa 53:6, 8, 10-12).
Los rayos del sol naciente se comparan a alas que extienden con rapidez, expulsando las tinieblas y trayendo vida y gozo a toda la tierra. A un mundo sufriendo y muriendo viene Jehová nuestra Justicia, el medico de nuestro alma enfermo (Sal 41:4; 103:3; 107:20; 147:3; Isa 57:18,19; 61:1ss).
Los justos, ahora iluminados y sanados, saltarán “como becerros de la manada” en su nueva libertad. “Manada” mejor se traduce como “del estable” (LBA) o “de engorde” (RVA). Lleva la idea que no tendrán de buscar comida, sino serán dados a comer. Tienen la Palabra de Dios, los sacramentos y la comunión de los santos (Col 3:16; Heb 10:22-25)
Otro premio se describe en 4:3. Los justos hollarán a los malos en el gran Día de Juicio (cp. Miq 2:12-13). No harán esto por sus propias fuerzas (Rom 7:18) pero porque Jehová está con ellos. El actuará, hará lo que ellos no pueden (Jer 1:8, 17ss; 9:23,24; Fil 4:12; Rom 8:35ss; II Tim 4:6,7, 16-18; Heb 11:32-38). En las fuerzas de su Salvador, sanados por su Justicia del pecado y culpa, saldrán con gozo y coraje, ovejas para el trasquilador pero más que vencedores.
VIII Exhortaciones Finales 4:4-6
4:4-6 Estos versículos nos dan dos apéndices al libro. El primero (4:4) es una exhortación a acordarse a la Ley de Moisés. En un sentido este versículo cierre el libro. Malaquías empezó con una ilustración de Génesis (Jacob y Esaú) y pasó mucho de la primera mitad del libro recordando a los sacerdotes y el pueblo de la necesidad de guardar la Ley de Moisés. Ahora, cerca al fin del libro, da otro recordatorio breve de su obligación continua a esas leyes.
“Ordenanzas” viene de una palabra que significa grabar en piedra. Leyes grabadas se reconocen como decretos obligatorios. Generalmente estas ordenanzas prohíben acciones no pecaminosas en si, pero ilegales y entonces pecaminosas porque son contrarias a la manera u orden prescrito por Dios (leyes de ritos y ofrendas).
“Leyes” son literalmente “juicios” o decisiones de jueces que habían llegadas a ser reconocidas ser justas y así aceptadas como ley (Ex 21:1-23:19; Lev 19:11-18; Núm 31:9-26). Promulgarles con la autoridad de Dios les hizo las leyes de Dios. Los dos términos juntos indican el cuerpo de leyes de Israel como dado por Dios, su Torah o instrucción sobre su conducta y relaciones correctas en religión, política, sociedad y familia. Solamente en el N.T. estas leyes ceremoniales y políticas abrogadas (Hech 10:11, 15; Gal 1-5; Col 2:8-23).
Para ser reconocidos como el pueblo en pato con Jehová y ser bendecidos así se exhorta a los judíos a recordar la Ley de Moisés (cp. Núm 15:39; Jos 1:7,8; Sal 103:18; 119).
El Segundo apéndice (4:5-6) se relaciona a la venida de Elías a anunciar la llegada del Mesías. Elías, como ya se ha dicho, era Juan el Bautista (Mat 11:14; 17:12; Mar 9:11-13; Luc 1:17). Su ministerio fue preparar para el Día de Jehová y a hacer “volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres” (4:6) “antes que venga el día de Jehová, grande y terrible” (4:5). La primera navidad fue un Día de Jehová. También lo fueron todos los demás días cuando Dios intervino en la historia e hizo algo extraordinario. Pero todos estos son preparatorios para aquel Día “grande y terrible” cuando la cortina caerá al fin de la historia del mundo y Jehová, quien vino la primera vez como Salvador y Amigo, vendrá como Rey y Juez.
“Volver el corazón” indica que no es nada simplemente externa sino interno, que es el único cambio aceptable a Jehová (Deut 4:9, 29; 6:5; 10:12, 16). Muchas veces a los padres se presentan como ideales y ejemplares (Gén 18:17ss; Deut 6:6,7; Prov 10:1; 13:1; 31:1,2). Malaquías ve a los antepasados piadosos regocijándose sobre la fe y piedad de su posteridad, como volteándose en amor a sus hijos, a quienes ven andando en la verdad como habían recibido el mandamiento del Señor (II Jn 4). Los hijos también se volverán a sus padres, aceptando sus valores, siguiéndoles en su fe, confianza en Dios y sumisión a su palabra (Prov 6:20-24).
La misión de reconciliar familias ha sido exitosa en cuanto a la gente ha venido a Cristo. Donde esto no ha ocurrido Dios herirá “la tierra con maldición” (4:6). “Tierra” posiblemente se refiere a la Tierra Prometida, donde el pueblo vivía. Si Israel asume el carácter de los cananitas, entonces junto con la tierra compartirá la maldición que vino sobre los cananitas (Lev 18:27-30; Deut 12:28-32). Durante el exilio la tierra les fue negado; ahora la tenían de nuevo, pero todavía solamente bajo probación. Si fallaron en honrar esa tierra y a él que se les dio, les sería negado permanentemente. Como algunos de los dichos de Malaquías han tratado de la tierra (2:11; 3:11; y quizás 2:3), es muy probable que eso es lo que quiso decir. Lo que no está en duda es que Malaquías ha puesto delante de Israel las alternativas antiguas: respondan a Dios quien les ama (1:2), o sufran las terribles consecuencias (4:1, 6).
Como en el caso de Isaías, Malaquías cierre su libro con una referencia a condenación eterna en un llamamiento a su pueblo a abandonar su maldad y en sincera arrepentimiento a volver a Jehová, su Dios del pacto (cp. Hech 28:24-29).
Hasta el fin el último profeta del A.T. señala a todos los pecadores la necesidad de arrepentimiento y fe en el Redentor prometido, el Ángel del Pacto, el Sol de Justicia. Esta promesa enlace el A.T., el tiempo de profecía y esperanza, con el tiempo de cumplimiento y realización, la era del Evangelio de Jesucristo (Mar 1:1,2; Luc 1:13-17; Mat 13:16,17; Hech 2:14-47).
Los masoretes repitieron 4:5 después de 4:6 y la LXX cambió el orden de los últimos dos versículos, para que el último libro de la Biblia termine con una bendición y no una maldición. Eso no es la manera para incredulidad escaparse de la maldición. Nadie aparte de Jesucristo salva (Hech 4:12; 10:43). El N.T. también termina con una advertencia (Apoc 22:10-15), pero la diferencia es que allá gracia tiene la última palabra (Apoc 22:21).
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario